Las antiguas trabajadoras de Domenech se reúnen para honrar su historia, su amistad y su oficio en una jornada llena de nostalgia
Hace 47 años, Medina del Campo cerraba las puertas de uno de sus talleres más emblemáticos: la Fábrica de Tejidos Domenech. Hoy, quienes recuerdan su funcionamiento saben que no solo fue un taller textil, sino un símbolo de esfuerzo, camaradería y lucha femenina en una época en la que las mujeres ganaban su lugar en el mundo laboral. La fábrica, dedicada principalmente a la confección de pantalones de gran calidad, tenía una plantilla en su mayoría conformada por mujeres. Solo unos pocos hombres compartían espacio con ellas. Así, el apodo de «Las Chicas de Domenech» pronto resonó en la villa de las ferias, identificando a un grupo de mujeres trabajadoras y comprometidas.
En sus mejores tiempos, Domenech producía pantalones con una fama que iba más allá de Medina. Su calidad llegó a ser tan reconocida que tiendas de prestigio en Valladolid buscaban sus modelos, ansiosos de tenerlos en sus escaparates. Era un tipo de confección minuciosa, dedicada y artesanal, que hacía de cada prenda un objeto codiciado.
El pasado sábado, después de posponer su tradicional encuentro anual debido a la pandemia, estas mujeres se reunieron para rememorar sus años en la fábrica. La jornada comenzó con una misa en honor a Santa Lucía, patrona de las modistas, celebrada en la Colegiata de Medina del Campo. La misa fue un homenaje no solo a su patrona, sino también a cada compañera ausente, a las que el tiempo o la vida ha llevado por otros caminos.
Tras la ceremonia, las antiguas trabajadoras organizaron una comida en la que el ambiente se cargó de anécdotas, risas y abrazos. Fue un homenaje a sí mismas y al oficio que compartieron, demostrando que su espíritu sigue vivo, y con él, la memoria de la fábrica.
La Fábrica de Domenech no es solo un edificio que dejó de operar hace casi medio siglo, es parte del latido de un pueblo que recuerda y honra a aquellas mujeres que dieron forma, puntada a puntada, a uno de los capítulos más entrañables de su historia industrial.
Un pistolero falangista que cargo en camiones a decenas de vecinos de Medina y comarca para ir de paseo.
De ahi nació la entrañable empresa.
Mas o menos….