La jubilación ha llegado oficialmente para ambos, pero dos de sus hijos han tomado el relevo de su legado
Paula de la Fuente-. En el corazón de Medina del Campo, donde las calles susurran historias de generaciones completas, se alza el Bar Yovoy; un emblema de la hostelería local que ha resistido el paso del tiempo en los comienzos de la calle Almirante. Con casi 50 años de historia -soplará esta vela el próximo 2025- este icónico bar, dirigido durante décadas por Teresa Sánchez y Manuel Barrocal, ha sido testigo de innumerables momentos que entrelazan la vida y evolución de las propias gentes de la Villa de las Ferias.
El Bar Yovoy, explica ‘Tere’, fue fundado alrededor de los años 70, no es solo un espacio donde se sirven tapas y cañas; es un refugio familiar, un punto de encuentro, una segunda casa para quienes han crecido visitándolo y disfrutando de sus cuadros taurinos, su segunda planta repleta de mesas y sillas y una inigualable columna color plata en la que los más pequeños vislumbran su reflejo. Teresa, una mujer de espíritu incansable, nos cuenta emocionada que, aunque ya ha entregado las llaves del local a sus hijos Teresa y José, su alma siempre estará ligada a estas paredes.
“Es que no me lo creo”, nos dice con una sonrisa temblorosa mientras reflexiona sobre su reciente jubilación. “Ver que mis hijos están ahí, y que el Yovoy no cierra… me da mucha tranquilidad. Después de 49 años, que digan que se va a cerrar, ¡uf!, era demasiado, pero ahora ellos lo cogen, y me siento emocionada. No quería que lo cogieran por todo el trabajo que conlleva, eso es verdad, pero verlo continuar me llena de ilusión”.
Sánchez calcula que, durante estos aproximadamente treinta años a los mandos de esta nave, las labores no han sido fáciles. La vida en la hostelería es demandante, y Teresa lo sabe mejor que nadie. “Estaba todos los días desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde, luego subía a casa un rato para descansar y otra vez hasta las tres de la madrugada. Esto es mucho trabajo”, relata con nostalgia, recordando aquellos días largos y llenos de esfuerzo.
Manuel, su compañero de vida, ha sido su mayor apoyo en esta travesía. Aunque trabajaba durante la semana en Tapizados Medina, los fines de semana se dedicaba al bar, ayudando en la cocina y perfeccionando sus especialidades, como los boletus y las tapas que tanto atraen a los clientes. Su contribución ha sido crucial para el éxito del Yovoy, y Tere no duda en señalarlo con orgullo. “Hemos estado muchos años juntos en esto, y seguiremos juntos muchos más”. Un sabor a cierta despedida en la que le resulta impensable no acordarse de su padre, el Señor Tomás, quien le otorgó también a Tere la curiosidad por el ámbito de la hostelería. Y de Tomás a Belén, «siempre ha estado conmigo en todo lo que he necesitado, también es mi familia; igual que Chuchi, que ha estado con nosotros muchísimos años ayudándonos y apoyándonos y Ángel, cómo no voy a acordarme de él también», rememora la hostelera.
Ahora, dos de sus hijos, Teresa y José, toman las riendas del negocio, un traspaso que llena de emoción a su madre. “Me emociono mucho porque son mis hijos quienes lo llevan ahora. José empezó en el bar con 14 o 16 años ayudando poco a poco. Su tío Ángel le dejaba la bandeja y le encantaba. Mi hija siempre ha venido a ayudar en cuanto podía, y eso que estaba en Madrid con su trabajo a mayores”, menciona Tere, con unos ojos brillando al recordar esos momentos. Para ella, lo más importante es que sus descendientes continúen con el mismo espíritu familiar que ha caracterizado al Yovoy durante décadas. “Les he dicho que sigan como yo, queriendo a la gente, porque aquí la clave ha sido siempre el cariño”.
El Bar Yovoy no es solo un lugar de reunión y brindis constantes; es un espacio con alma, un lugar que ha colaborado en múltiples actividades desarrolladas en la localidad, desde rutas de charangas, Ferias y Fiestas de San Antolín y un largo etcétera. Tere, siempre dispuesta a echar una mano, recuerda cómo ha sido parte activa de todas estas tradiciones, siempre con el apoyo de su familia y amigos. “Hemos colaborado en todo lo que hemos podido, desde el toro del cajón hasta la Asociación de Los Cortes, que son muy importantes para mí. Y eso sí que te digo que no lo cambiaría por nada”.
Aunque Teresa ahora disfruta de su merecida jubilación, no es difícil imaginarla de vez en cuando echando una mano, ofreciendo consejos y compartiendo su sapiencia con la nueva generación del Yovoy. “Voy a estar por aquí ayudándoles, lo que haga falta”, asegura con una sonrisa.
Y en esta amplia travesía, el Bar Yovoy se va acercando a sus bodas de oro, y aunque Teresa Sánchez y Manuel Barrocal ya no estará detrás de la barra o en la cocina, su presencia se sentirá en cada rincón, en cada tapa y en cada cliente fiel que siga acudiendo a este rincón especial de Medina del Campo. Porque, como bien dice Teresa, “el Yovoy es más que un bar; es una familia”.
La historia que conmovio a steven spealgberg
Parece ser que en Medina solamente se han jubilado estas 2 personas, la segunda vez que salen en prensa, para llorar
Pagar la suscripción y leer el Norte, tacaños.
Prefiero leerlo gratis aqui o en Valladolid plural
SUERTE PARA LOS DOS YA ES HORA DE QUE ALGUN NEGOCIO DE MEDINA PASE DE PADRES A HIJOS.
ANIMO JOSE ANIMO TERE QUE IGUALQUE PARABAS LOS GOLES AHORA PARARAS TIRARAS DEL CARRO
SALUDOS
Es el lugar donde el director de la Voz de Medina hace sus negocios con los concejales del ayuntamiento, es donde se cocina todo lo relacionado con Medina para bien y para mal, es donde pasan los funcionarios sus ratos libres de su horario de trabajo, es un bar donde siempre han acudido todos los que han conseguido favores, es un bar emblemático para todos los medinenses, esperemos que la continuidad sea larga y se sigan negociando los favores para algunos
Hombre, esperemos que no. Que le vaya bien al bar, pero que le vayan mal (pero muy mal) a los corruptos y corruptores.
Para saber tanto lo que se mueve en ese bar muchas horas has debido de pasar ahí. Medina, pueblo de criticones y anormales
Cuanta envidia y cuanto me alegro eso es buena señal Tere y Manuel un abrazo