La Junta de Castilla y León ha publicado los resultados del censo de buitre negro de 2023, realizado por técnicos, agentes medioambientales y celadores de medio ambiente. Este censo, que forma parte del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad, ha contabilizado un total de 694 parejas reproductoras distribuidas en siete núcleos de población, destacando el macizo oriental de Gredos con 231 parejas y la sierra de Guadarrama con 205.
El informe revela que Ávila sigue siendo la provincia con mayor concentración de buitres negros, albergando 323 parejas, seguida de Segovia con 204. La temporada reproductora de 2023 ha sido especialmente exitosa, con un máximo histórico de 0,69 pollos por pareja, lo que se traduce en 466 jóvenes volados, un aumento significativo respecto a los 400 pollos del año anterior.
Este notable crecimiento de la especie, triplicándose desde el año 2000, se ha dado pese a su baja tasa reproductiva, típica de una especie que solo cría un pollo por año y comienza su reproducción a los 5 o 6 años de edad. Además, la expansión de la especie ha alcanzado las 38 cuadrículas UTM 10×10 km, un aumento desde las 18 cuadrículas registradas en 2000, reflejando la alta fidelidad de las aves a sus áreas de cría tradicionales.
La población de la sierra de la Demanda, en Burgos, ha sido posible gracias a un proyecto de reintroducción llevado a cabo por GREFA, con 22 parejas establecidas en 2023, consolidando el éxito de la iniciativa.
El 89% de las parejas censadas se encuentran en Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), lo que subraya la importancia de estos espacios en la conservación de la especie. Además, la Junta de Castilla y León sigue implementando medidas para proteger al buitre negro de amenazas como la electrocución en tendidos eléctricos y las intoxicaciones por cebos envenenados, con acciones como la corrección de tendidos peligrosos y la creación de Zonas de Protección para la Alimentación de Especies Necrófagas (ZPAEN).