La osezna Cova, un ejemplar de oso pardo cantábrico, ha sido trasladada al recinto de aclimatación de osos pardos de la finca de Valsemana, en León, como parte del proceso para su reintroducción en el medio natural.
Cova, que ahora pesa 20 kilos, llegó a Valsemana el jueves por la mañana, tras haber sido recogida en abril en la zona de Cubia-Proaza, Asturias. Inicialmente, fue llevada al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre en Villaescusa, Cantabria, donde permaneció bajo cuidado especializado.
Este recinto de aclimatación, gestionado por la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta de Castilla y León, proporciona un entorno aislado y libre de interferencias humanas. Está diseñado para facilitar la adaptación de los osos a su hábitat natural, mejorando así sus posibilidades de supervivencia.
Cova, una historia de rescate y recuperación
El 4 de abril, Cova fue encontrada en perfecto estado en una carretera regional de Yernes y Tameza, Asturias. Se presume que la osezna cayó accidentalmente desde su osera. Tras un exhaustivo análisis veterinario en Oviedo, fue trasladada al centro de recuperación en Cantabria, donde se sometió a un riguroso proceso de enriquecimiento ambiental y aislamiento para fomentar su comportamiento natural y evitar la habituación a los humanos.
Un futuro en el medio natural
A pesar de su buena evolución, el grupo de trabajo del oso pardo cantábrico ha determinado que Cova necesita un periodo de adaptación en Valsemana, estimado entre uno y dos meses. Este recinto cuenta con videovigilancia y un ambiente enriquecido que facilita la aclimatación de los osos a la vida silvestre.
Desde 2019, cuatro oseznos han pasado por estas instalaciones antes de ser reintroducidos en la naturaleza. Primero fue Saba en 2019, seguida de Éndriga en 2020, Martín en 2022, y ahora Cova. Durante las próximas semanas, su progreso será monitoreado para asegurar su pronta reintroducción al medio natural.
