La vendimia en Castilla y León ha llegado a su fin, dejando una producción de 274 millones de kilos de uva, en línea con la media de los últimos cinco años, y destacando por su excelente calidad. Tras comenzar el 31 de julio en Cebreros (Ávila) con la variedad Albillo Real, la campaña se ha extendido hasta bien entrado octubre debido a las lluvias, permitiendo una maduración óptima que anticipa vinos de gran expresividad y riqueza aromática.
Un ciclo marcado por heladas y lluvias, pero con buenos resultados
A pesar de las dificultades climáticas, como las heladas de abril y las tormentas de junio y septiembre, la campaña de 2024 se ha desarrollado en general con buenas condiciones de maduración y salud de la uva. Las temperaturas cálidas de julio y agosto y el clima seco contribuyeron a mantener la sanidad de las uvas, mientras que las precipitaciones de octubre alargaron la recogida en zonas como Ribera del Duero, Tierra del Vino de Zamora y Valles de Benavente.
Vendimia escalonada en las principales denominaciones de origen
La vendimia en Castilla y León comenzó a fines de julio en Cebreros y avanzó en agosto en la DOP Sierra de Salamanca y la DO Rueda. En septiembre se generalizó la recolección en la mayoría de las zonas, aunque algunas, como Arlanza, esperaron hasta finales de mes. En total, la diversidad de suelos y microclimas en las denominaciones de origen de la región ha permitido una expresión óptima de cada variedad, generando grandes expectativas entre las bodegas.
Las bodegas de Castilla y León anticipan una cosecha de vinos de alta calidad, destacada por la concentración de aromas y un balance en acidez y azúcar que promete vinos de gran carácter y calidad.