La realidad se tiñe de misterio en la Comarca de Tierras de Medina

Desde seres no humanos hasta luces misteriosas en el cielo, la comarca es lugar para el eco de lo arcano

Jorge Peña-. «Hay seres que entran y salen». Estas son las palabras de Astrid Stuckelberger, una científica suiza, miembro del consejo de revisión ética de la OMS, la cual ha afirmado en una entrevista a un medio independiente australiano, que según le han revelado varios físicos de la la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), existen diferentes dimensiones de la realidad y una prueba de ello sería una bufanda que un ser “no humano” dejó en una de esas aberturas de puertas dimensionales en las instalaciones subterráneas de la CERN.

Pese a que suene extraño y novedoso, no es la primera vez que se plantea la existencia de otros seres o la posibilidad de un multiverso al estilo «Marvel». Teorías como los agujeros de gusano o la siempre incógnita que rodea a la famosa Área51 alimentan estos pensamientos y esas ganas de explorar lo desconocido.

Pero no hace falta irse tan lejos para hablar sobre sucesos paranormales. España esta considerada como uno de los países donde más avistamientos de objetos voladores no identificados se han registrado. Y fechas tan arraigadas a lo místico y lo desconocido como son Halloween y Todos los Santos invitan a recordar que el misterio y lo ignoto siguen despertando una curiosidad que nunca parece agotarse.

La comarca Tierras de Medina es conocida por el estratégico enclave con respecto al comercio que suponía en tiempos de la Edad Media, por destacar en la industria vitivinícola actual o como no, por su patrimonio cultural y su tradición taurina. Sin embargo, el territorio también se revela como un lugar donde lo paranormal ha dejado huellas indelebles en la memoria de sus habitantes.

Uno de los episodios más notorios, fue el ocurrido hace casi 40 años en Castronuño con “Los Hombres Chopo”. De hecho, tal fue su importancia que hasta Iker Jiménez quiso dedicarle una de sus “Naves del Misterio”. César Gómez, un pastor y ganadero fue el protagonista de tal incrédula historia y por la que muchos le tacharon de iluminado.

«Los Hombres Chopo» – Castronuño

Tal y como cuenta la leyenda, instaurada por el propio César, se trataba de una noche como otra cualquiera, en la que se encontraba pastoreando su ganado. De repente, mientras miraba al frente de la arboleda en la que se hallaba divisó tres chopos. Pero al volver a mirar, lo que creía haber visto se convirtió en realidad. Tres hombres que medían más de 2.80 metros, vestidos con chaquetas marrones y botas altas de cuero se encontraban delante de él. Se le acercaron y comenzaron a revelarle secretos que no se pueden compartir, pero que como remarca en Cuarto Milenio, eran totalmente ciertos. Aterrorizado se desmayo y al recobrar el conocimiento, fue a contar lo sucedido a Luis, el encargado, quien, naturalmente, lo consideró un loco.

A los pocos días, el propio Luis, escuchó a sus perros ladrar desconsoladamente. Al salir a investigar, oyó unos desgarradores alaridos de hombre que provenían del mismo lugar donde César había tenido su visión. A las 3 de la mañana, su hijo fue perseguido por esos mismos alaridos. Asustado, entró en casa y, al abrir la ventana, tuvo que cerrarla rápidamente, pues sentía que lo que fuera que hacía esos ruidos intentaría entrar.

Una historia de humanoides, que en tiempos actuales podría parecer más de ciencia ficción, pero que añade un aura de misticismo a la localidad vallisoletana.

«La misteriosa visita» – Matapozuelos

Pero esta, no es la única en la comarca. El 23 de abril de 1976, casi diez años antes de lo ocurrido en Castronuño, Matapozuelos era escenario de uno de los múltiples avistamientos registrados en el territorio español. Fidel Hernández, un niño de 14 años, estaba jugando en la calle con sus amigos cuando todos vieron una misteriosa luz que cruzaba el cielo hasta desvanecerse sobre los tejados de las casas. Más tarde, cuando Fidel se dirigía solo hacia su hogar, notó un resplandor en un prado cercano. Al acercarse, descubrió una nave de unos 10 metros de diámetro, con una cúpula transparente, posada en el suelo.

Fidel aseguró haber visto a tres seres altos, de cabellos blancos peinados hacia atrás, cuyo cuerpo desprendía una luz blanca y fluorescente. Estos seres le hablaron y le preguntaron sobre las patatas que había en el huerto. La historia causó revuelo en el pueblo, especialmente cuando se encontraron extrañas marcas en la hierba del prado, como si algo pesado se hubiera posado allí. Un periodista que acudió a cubrir el evento verificó que la vegetación estaba aplastada en el área. Aunque algunos en su momento tildaron a Fidel de fantasioso, el enigma continúa vivo, manteniendo el interés de quienes recuerdan aquel suceso que marcó la historia local.

«El Destello de Tordesillas»

Apenas dos años después, en 1977, el misterio volvió a tocar la vida de la comarca cuando Martín Rodríguez, un joven, experimentó un incidente igualmente inexplicable, esta vez en la localidad de Tordesillas. Jugando con un amigo terminaron adentrándose en un corral abandonado, donde encontraron una estructura metálica que desprendía intensas luces de colores. La curiosidad le llevó a acercarse, momento en el que un haz de luz se dirigió hacia él, causándole un dolor abrasador que lo dejó inconsciente. Tras el suceso, los vecinos encontraron en el suelo una marca triangular de tierra quemada que corroboraba el relato de los niños.

El joven fue llevado al hospital, donde presentó síntomas inexplicables que incluían pérdida de visión, vómitos y debilidad extrema. A lo largo de dos años, Martín pasó por varias cirugías debido a las secuelas de aquella noche, pero la verdadera sorpresa llegó cuando comenzó a mostrar un cambio radical en sus habilidades. De estudiante promedio, pasó a destacar en matemáticas y en distintas expresiones artísticas, algo que desconcertó a sus profesores y familiares. Algunos sugirieron que el extraño artefacto podría haber causado su transformación, mientras otros lo atribuyeron a un despertar de facultades tras su experiencia cercana a la muerte.

«El Misterio de las Agujas» – La Seca

De igual modo, previamente, en diciembre de 1971, el misterio se apoderó de La Seca, donde los vecinos recuerdan el persistente llanto de un bebé que rompía el silencio invernal. La familia, alarmada por el sufrimiento inexplicable de su hijo, lo llevó al hospital, donde el personal médico descubrió algo estremecedor: el pequeño tenía 27 agujas de metal incrustadas en su cuerpo. La noticia conmocionó a todos, especialmente porque el procedimiento parecía haber sido realizado con precisión quirúrgica, sin dañar órganos vitales.

Verónica, su madre, fue detenida pero nunca explicó el motivo detrás de sus actos, sumiendo a los habitantes en un enigma. Aunque se le permitió reinsertarse en la sociedad tras años en una institución psiquiátrica, los vecinos aún no encuentran respuesta a este inquietante suceso, que perdura como un recuerdo inexplicable

Y es que, a veces, lo desconocido parece susurrar desde las sombras, invitando a cruzar umbrales que revelan tanto asombro como temor. La curiosidad, esa chispa insaciable del ser humano, lo impulsa a perseguir lo que no comprende, desvelando secretos enterrados en el tiempo y buscando respuestas en donde ciencia y misticismo se entrelazan.

Estas historias evocan la fragilidad del límite entre lo real y lo inexplicable, algo que la CERN conoce, o se supone que conoce, muy bien. En cada misterio, una respuesta abre paso a mil preguntas nuevas que continúan intrigando a quienes rememoran los extraños sucesos de aquellos años, en los que lo inexplicable parecía volverse tangible.