En un mundo donde la competencia y la búsqueda del éxito parecen ser la norma, muchos padres se esfuerzan por reforzar la autoestima de sus hijos desde una edad temprana. Sin embargo, el exceso de autoestima puede ser un arma de doble filo, que lleva a la formación de niños individualistas y egocéntricos, los llamados «pequeños emperadores». Según expertos, este fenómeno puede tener consecuencias negativas tanto para el desarrollo personal de los niños como para su interacción con los demás.
El exceso de autoestima: un peligro silencioso
La profesora Sylvie Pérez, de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, advierte sobre los riesgos de una autoestima excesiva en los niños. “Hemos llegado a un punto en que creemos que para evitar la baja autoestima, es mejor fomentar una autoestima muy alta”, comenta. Sin embargo, esta tendencia puede llevar a que los niños desarrollen conductas problemáticas, como el desprecio por la autoridad, la competitividad desmedida y el narcisismo. Además, en una sociedad altamente competitiva, estos niños pueden tener dificultades para medir el riesgo de sus acciones y carecer de la capacidad de autorreflexión.
La influencia de los padres y el entorno digital
Parte del problema, según Ferran Marsà, también profesor de la UOC, radica en la inseguridad de los padres a la hora de educar a sus hijos. Esta inseguridad, amplificada por el auge de internet y las redes sociales, ha convertido la paternidad y maternidad en un negocio lucrativo, donde proliferan guías y métodos que prometen ser la clave para criar hijos exitosos. “Se ha convertido en una trampa”, advierte Marsà, ya que estas pautas pueden aumentar la ansiedad y la comparación constante entre padres.
Asimismo, la omnipresencia de internet y las redes sociales impacta directamente en la autoestima de los niños. Al no contar con la mediación de un adulto, los niños pueden interpretar de manera errónea el feedback que reciben en línea, lo que puede llevar a una autoestima inflada o, por el contrario, a una baja autoestima si no cumplen con los estándares idealizados que ven en la red.
El equilibrio: la clave en la educación de la autoestima
Tanto Pérez como Marsà coinciden en que el equilibrio es fundamental para una educación saludable. “Una autoestima saludable es aquella que permite al niño sentirse valioso, pero también ser capaz de escuchar y empatizar con los demás”, explica Pérez. En este sentido, es crucial que los padres, las escuelas y los centros sanitarios trabajen juntos para encontrar un término medio que permita a los niños desarrollar una autoestima fuerte pero realista.
Aunque la investigación sobre autoestima infantil aún es limitada, especialmente en España, los expertos subrayan la importancia de seguir explorando este campo para ofrecer pautas más claras y efectivas. El estudio europeo Health Behaviour in School-aged Children (HBSC), auspiciado por la OMS, es un ejemplo de cómo se está comenzando a abordar esta compleja cuestión, aunque queda mucho por descubrir sobre la influencia de los padres y las escuelas en el desarrollo de la autoestima infantil.