En Medina del Campo no somos ni rojos, ni azules

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Elegimos a nuestros representantes políticos en las distintas instituciones con el único fin de mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, pero parece que la política nacional se ha empeñado en pintarnos de colores, esforzándose mucho en remarcar nuestras diferencias, con el único objetivo de enfrentarnos en debates estériles cargados de ideologías, pero faltos de realidad.

La fórmula matemática es muy sencilla, si pinto a más gente de rojo que de azul, pues volvemos a ganar las elecciones, ¿Pero si faltas a tus promesas y tu gestión es pésima?, da igual, como son rojos tienen la obligación de votarme.

Para desarrollar este macabro plan de enfrentarnos entre nosotros, simplemente tienen que etiquetarnos. ¿En qué bando peleo tú abuelo en la guerra civil? Ah!! apoyaba a los golpistas, -pero si mi abuelo no sabía ni leer-, ya, pero era un facha. ¿Estás en contra de los indultos de los políticos catalanes encarcelados? pues, estas en contra de la convivencia y eres un facha. Pero este es un camino de doble dirección, ¿Qué estás a favor del aborto?, asesino, tu eres un rojo. ¿Qué estás a favor de la reforma de la Constitución?, tu quieres destruir España, eres un rojo.

Una vez etiquetada la población el siguiente paso es el aborregamiento, diga lo que diga el líder de tu color tienes que estar de acuerdo con ello, como si fuera un dogma de fe. Siguiente paso, criminalizar al contrario, cualquier idea que salga del otro color por naturaleza es mala y lo que busca es destruirnos. Seguidamente intentar cercenar su libertad de expresión no siendo que alguien se vaya a dar cuenta de que llevan razón.

Este macabro plan es dañino en cualquier población, donde logran separar amigos, incluso a familiares. Pero si lo trasladamos a zonas como nuestra Villa, puede llegar a ser un problema de convivencia, ya se escuchan frases como “no lleves el coche a ese taller que es un rojo”,  “no compres nada en la tienda de ese facha”.

A lo largo de nuestros años de democracia en Medina ha existido una alternancia de poder entre los dos partidos más importantes y, eso en gran medida, ha sido gracias a que los medinenses han mirado más los resultados de la legislatura que el color político. Han sido capaces de poner más en valor las personas que encabezaban los proyectos que el color al que representaban, porque nadie va a cambiar nuestra capacidad de crítica por el seguidismo, más propio de sectas que de personas racionales.

En esta tierra entre los amigos siempre hemos discutido, sin que por ello se resquebrajara la amistad. Nadie está en posesión de la verdad, porque las cosas no son blancas o negras, y mucho menos las personas son rojas o azules.

Javier Cuevas