Redacción.-
• Se les atribuye la comisión de delitos contra los derechos de los trabajadores, contra los ciudadanos extranjeros y coacciones
• Las condiciones laborales eran deplorables con jornadas maratonianas de 14 horas de lunes a domingo por 5.50 euros la hora y sin derecho a descansos ni vacaciones
• Les proporcionaban una morada donde vivían hacinados bajo el continuo control de sus explotadores, descontándoles de su mísero sueldo alojamiento, manutención y transporte
La Policía Nacional en el marco de la operación «GRIMA» ha detenido a tres personas, un varón y una mujer de 37 y 45 años respectivamente sin antecedentes y un varón de 38 años con un antecedente policial, como presuntos autores de delitos contra los derechos de los trabajadores, contra los ciudadanos extranjeros y coacciones.
«Investigación»
La investigación se inició el pasado mes de febrero, al producirse una inspección de trabajo rutinaria en el campo, que corroboró la presencia de una cuadrilla controlada por el clan familiar. Se detectó a dos trabajadores irregulares, que no se identificaron con los documentos falsos entregados por los detenidos. Son ellos quienes narran las condiciones que les eran impuestas y la situación en la que se encontraban llegando los cabecillas a coaccionarles con el fin de que sus empleados cambiaran su declaración.
El grupo, que actuaba en la provincia de Valladolid, estaba integrado por tres personas que se daban de alta como autónomos de forma intermitente, creando empresas intermediarias dedicadas a la prestación de servicios agrícolas en el campo y que contactaban con agricultores que precisaban mano de obra para realizar labores agrícolas.
«Modus Operandi»
Los investigados buscaban empleados sin autorización de trabajo, dispuestos a cobrar sueldos míseros por jornadas maratonianas en condiciones deplorables.
Estos trabajadores, prácticamente en su totalidad extranjeros, eran personas especialmente vulnerables por su situación administrativa irregular en España y que además generalmente desconocían el idioma y la legislación vigente.
Los detenidos con la intención de ocultar ante las autoridades a los extranjeros irregulares que “contrataban”, les entregaban documentos con la filiación de otras personas que sí disponían de permiso de trabajo, al objeto de que se hicieran pasar por los mismos si fueran requeridos en una inspección.
Cuando los cabecillas captaban a trabajadores, los ubicaban en una vivienda de su propiedad, asegurando así un férreo control sobre los mismos. Les cobraban cantidades desorbitadas por el alojamiento, suministros y transporte, proporcionando una morada insalubre, en la que vivían hacinados y recibiendo un trato continuo de despotismo y desprecio por parte de sus explotadores.
Con el único fin de aumentar sus beneficios, los líderes vulneraban y restringían los
derechos de los trabajadores exigiendo e imponiendo condiciones laborales lamentables que consistían en, horarios de ocho de la mañana a diez de la noche de lunes a domingo, sin descansos ni vacaciones. El salario era de 5.50 euros la hora o 3 céntimos por cepa de vid limpiada, de donde se les descontaba 90 euros de alojamiento, 30 euros por otros gastos y 3 euros al día por el transporte hasta el lugar de trabajo. No se les permitía dejar de ir al campo por enfermedad mientras se pudieran levantar, de no ser así se les descontaba la jornada. Los detenidos, tras pasar a disposición de la autoridad judicial, fueron puestos en libertad con cargos.
La operación ha sido realizada por la Unidad Contra las Redes de Inmigración Ilegal y
Falsedades Documentales (UCRIF) de la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras de la Comisaría Provincial de Valladolid.