Redacción.-
Con esta llamada al reencuentro en libertad con nuestros clásicos el Festival de Olmedo afronta su decimoquinta edición: un reencuentro compartido y en el mundo real, el único en el que puede existir el teatro de verdad, el que nos ayuda a entendernos y ser más libres. Un reencuentro, pues, saludable para el espíritu, pero también ―y en esta edición de una manera muy especial― para el cuerpo: el aire libre de una buena parte de sus actividades y el seguimiento riguroso de las medidas sanitarias lo garantizan.
Nuestros deseos ardientes de que esta edición de Olmedo Clásico sea el inicio de una recuperación necesaria, que contribuya, en su modesta medida, a la del teatro en general y a la de todas las cosas que nos hacen mejores, hemos querido reflejarlos también en la imagen que atrae nuestra mirada desde el cartel. Porque, efectivamente, la cigüeña es símbolo de buen augurio desde tiempos inmemoriales en cualquier lugar del gran teatro del mundo; pero si además ese lugar es la Corrala de Olmedo, en la que lleva los tres lustros de existencia del Festival asistiendo a todas las funciones desde su atalaya privilegiada, su simbología suma el valor de la asiduidad y el respeto a los clásicos y al teatro.
Una edición de número tan redondo merecía ser extraordinaria, y lo va a ser, aunque no en el sentido proyectado antes de que los focos de los teatros se apagaran. Ahora lo extraordinario estriba en el hecho mismo de poder celebrarla, tras el tiempo de oscuridad, en el que hemos podido ser aún más conscientes de la necesidad del teatro, pero también ―¡ay!—de su fragilidad: sin duda, las gentes que de él se ocupan se cuentan entre las más perjudicadas por este mal sueño que nos ha jugado la vida.
Una edición de número tan redondo merecía ser extraordinaria, y lo va a ser, aunque no en el sentido proyectado antes de que los focos de los teatros se apagaran. Ahora lo extraordinario estriba en el hecho mismo de poder celebrarla, tras el tiempo de oscuridad, en el que hemos podido ser aún más conscientes de la necesidad del teatro, pero también ―¡ay!—de su fragilidad: sin duda, las gentes que de él se ocupan se cuentan entre las más perjudicadas por este mal sueño que nos ha jugado la vida.
Del 23 de julio al 1 de agosto, los focos volverán a iluminar a los actores sobre el escenario, y las cigüeñas los observarán desde lo alto en la Corrala del Palacio del Caballero. Serán catorce los espectáculos y recitales ofrecidos esos días en este espacio y en el Centro de Artes Escénicas San Pedro.
El regreso de los clásicos se produce de la mano de algunas de las instituciones y compañías que en más ocasiones y con mejor acogida han participado en Olmedo: Compañía Nacional de Teatro Clásico, Barco Pirata, Teatro Clásico de Sevilla, El Brujo, Teatro Tribueñe, Teatro Corsario, Nao d’amores, Jóvenes Clásicos, 2 RC Teatro, Noviembre Teatro, Georgina de Yebra, Ron Lalá.
La selección de espectáculos ofrece la variedad de autores, géneros, territorios y épocas que Olmedo Clásico siempre ha buscado. El teatro prebarroco español estará representado por las adaptaciones de La Celestina de Fernando de Rojas y de las tragedias de Nise de Jerónimo Bermúdez. De la centuria más teatral de nuestra historia, tendremos una presencia amplia y variada de Lope de Vega, en un año en el que el Festival quiere celebrar su particular conmemoración del cuarto centenario de la escritura de su obra fetiche El caballero de Olmedo, a la que se dedicarán el recital El caballero de Olmedo en sus versos esenciales y la versión musical Canciones de Olmedo; de Lope son, igualmente, los espectáculos Castelvines y Monteses , Peribáñez y el comendador de Ocaña, y Lope sobre ruedas. También Calderón estará presente con El galán fantasma y algunas de las piezas cómicas de Andanzas y entremeses de Juan Rana, con las que además comparecerán Moreto y Cáncer. Cervantes y su genial criatura acudirán fieles a la cita un año más con El vuelo de Clavileño. Y, por supuesto, tampoco estará ausente quien no ha faltado nunca, Shakespeare, esta vez con Romeo y Julieta, una de sus tragedias universales, que podrá verse el día siguiente de la versión que sobre la misma historia de los amantes de Verona hizo Lope de Vega en la mencionada Castelvines y Monteses. Algunos de los autores nombrados y otros, como Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz, nos hablarán a través de la voz y el gesto de El Brujo.
La inauguración tendrá lugar el viernes 23 de julio con la coproducción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Barco Pirata Castelvines y Monteses, los amantes de Verona, de Lope de Vega.
El sábado 24, la compañía Teatro Clásico de Sevilla representará Romeo y Julieta, sobre el texto de William Shakespeare.
El domingo 25, dentro de la sección «De aperitivo un clásico», que tiene como objetivo apostar por nuevas tendencias y lenguajes escénicos, podrá verse al mediodía en el CAE San Pedro Celestina infernal, versión libre para títeres de la obra de Fernando de Rojas, a cargo de Teatro Corsario. Esa noche, Rafael Álvarez, El Brujo, ofrecerá Dos tablas y una pasión, a partir de textos de Lope de Vega, Cervantes, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y William Shakespeare.
El lunes 26 por la tarde, en el CAE San Pedro, Teatro Corsario dará el recital de teatro en verso Mujeres del Siglo de Oro. Y por la noche, la Compañía Teatro Tribueñe pondrá en escena El vuelo de Clavileño, basado en el conocido episodio de la segunda parte del Quijote.
En la tarde del martes 27, y en el CAE San Pedro, tendrá lugar el Enredabailes Comunero, un recital-espectáculo de poesía y música del tiempo de los Comuneros. Por la noche le tocará el turno a Nao d’amores con Nise, la tragedia de Inés de Castro, espectáculo basado en las dos tragedias de Jerónimo Bermúdez, Nise lastimosa y Nise laureada.
El miércoles 28 por la tarde, en el CAE San Pedro, se celebrará el recital El caballero de Olmedo en sus versos esenciales, a cargo de los actores que dieron vida a sus personajes en algunas de las más destacadas puestas en escena de los últimos años. Por la noche, la compañía Jóvenes Clásicos ofrecerá Canciones de Olmedo, adaptación musical de la tragicomedia de Lope.
El viernes 30, abriendo el segundo fin de semana, la compañía canaria 2 RC Teatro representará El galán fantasma, de Calderón de la Barca.
El sábado 31, Noviembre Teatro propondrá su versión de la obra de Lope de Vega Peribáñez y el comendador de Ocaña.
El domingo 1 de agosto, por la mañana, la sección «Clásicos en familia» ofrecerá Lope sobre ruedas, a partir de textos de Lope de Vega, en coproducción entre Georgina de Yebra y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Y esa noche cerrará el Festival Ron Lalá, en coproducción también con la CNTC, que hará revivir en el escenario las Andanzas y entremeses de Juan Rana, urdidas a partir de varios entremeses protagonizados por el más famoso actor del Siglo de Oro, Cosme Pérez, nacido en Tudela de Duero, a escasas ocho leguas de Olmedo.
Las 15 Jornadas sobre teatro clásico se celebrarán del lunes 26 al miércoles 28 de julio. Bajo el titulo de «La vida tras el sueño: el retorno de los clásicos», tendrán varios focos de atención, con especial énfasis en la conmemoración de dos centenarios, el quinto de las Comunidades y el cuarto de la escritura por parte de Lope de Vega de El caballero de Olmedo, una de las grandes tragedias del teatro universal, cuyo impulso originario no debió de ser ajeno al conflicto de 1521. Las actividades de esos tres días van del análisis crítico multidisciplinar de los diferentes temas a la recreación escénica. Como es habitual, los espectáculos del Festival serán objeto de examen en sesiones de diálogo que buscan mejorar nuestra forma de acercarnos a los clásicos.
El 15 Curso de análisis e interpretación actoral «Fernando Urdiales» se impartirá del 23 al 28 de julio. Sus clases de interpretación, dicción, historia, música o danza, entre otras, tendrán un componente práctico destacado. Igualmente, los alumnos dispondrán de acceso libre y privilegiado a las representaciones del Festival y podrán mostrar parte de su trabajo al público.
Completa la oferta cultural: Sembrando a los clásicos, una muestra fotográfica, a cargo de Pio Baruque Fotógrafos, con imágenes de los espectáculos ofrecidos en las ediciones anteriores de Olmedo Clásico.