P. De la Fuente-. Los vecinos siguen recordando las fiestas patronales de San Agustín – 1973 en Fresno el Viejo. Al dar comienzo las mismas, todo era algarabía, ruido, música que invitaba a bailar y un sinfín de vecinos vociferando para festejar a su patrón. Era finales de agosto, día 29 concretamente, cuando el municipio acudía a la plaza de toros portátil, de figura cuadrada y de material metálico.
Tal y como cuentan los testigos presenciales, la plaza estaba a rebosar -cerca de 2.000 personas-. En el segundo de los novillos que se iba a lidiar, una de las partes metálicas que conformaban el ruedo comenzaba a venirse abajo. De forma progresiva, y como si se tratase de un efecto dominó, el resto de la plaza portátil comenzó a derrumbarse. Tal y como publicaba La Voz de Medina y Comarca entonces, el doctor José Oterino recibió agresiones por parte de los heridos, al querer todos ellos ser atendidos los primeros. Incluso, acudieron refuerzos sanitarios desde el Carpio y otros municipios.
Dentro de los más de 200 heridos, se encontraban múltiples vecinos con ataques de nervios y otros con daños por haber sufrido aplastamientos y golpes tras la huída masiva de los usuarios que había en la plaza. El suceso se saldó con la vida de un varón de 68 años, Román Medina Antón, natural del municipio. “Parece ser que un 10% de los heridos ofrecen características de gravedad” anunciaba este diario en su publicación del primer día de septiembre de 1973.
Dentro de las posibles causas del suceso siempre se barajó la de haber excedido el aforo pertinente. Lo único que se ‘salvo’ de caer al suelo fue la zona de los toriles. Tal y como relata Rodrigo, vecino de Fresno el Viejo que por aquel entonces contaba con 11 años de edad, el animal permaneció inmóvil ante lo ocurrido, como si tal desorden y caos le hubieran provocado una reacción de susto. La decisión que tomaron entonces fue rematarlo para evitar un peligro mayor.
No solo vecinos del propio municipio resultaron sufrieron lesiones, también comarcanos. La inmensidad de la situación hizo que diversos hospitales se encargaran de ellos: el de Valladolid, Medina del Campo, Salamanca y Peñaranda.
La perspectiva del alcalde
En ese momento, el bastón de mando de Fresno el Viejo recaía en Ubaldo Rodríguez, que pronto se puso manos a la obra para participar en las labores de ayuda. Se cuenta que las vías que daban entrada y salida a Fresno estaban repletas de coches ocupados por médicos y heridos que trataban de acudir a un hospital determinado para conseguir curar todas sus heridas.
El hoy alcalde, Luis Miguel Muñumer, tan solo tenía dos años de edad. “Recuerdo el suceso por el testimonio oral que me han trasladado”, asevera a esta publicación 47 años después. Asimismo, recuerda cómo este hecho hizo que Fresno el Viejo tomase la decisión de edificar una Plaza de Toros fija en el municipio, para no volver a producirse este inconveniente: “Si te das cuenta, pocas localidades con la población de Fresno tienen una plaza de toros construida”, establece Muñumer. Un inmueble que se habría llevado a cabo durante el Gobierno de Saturnino González -alrededor de 1995-.
Una vez más, el municipio de Fresno el Viejo demostró entereza y valentía a la hora de abordar una problemática de tal calado. Tal es así que, en pro de sus festejos, apostó por la edificación de una plaza de toros a la que cada año acuden más aficionados para disfrutar de las fiestas patronales.