Editorial

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Las dos caras de la moneda
El azar siempre implica poder ganar o perder arbitrariamente, teniendo importantes factores que puedan dar a uno la victoria, así como elementos que te hagan encaminarte a la derrota. La sociedad está constantemente tirando monedas al aire en multitud de decisiones –que se lo digan a Hillary Clinton, que ganó varias primaria en Estados Unidos gracias a una buena elección de la ‘cara o cruz’–. Si bien es cierto que no necesariamente hay que tener una moneda física para adentrarse en una disyuntiva entre una cara u otra de este objeto económico.
He aquí la cuestión. El alcalde de la villa, Guzmán Gómez, tuvo claro desde el primer momento la decisión a tomar respecto al ya famoso desfile del elefante –o más bien elefanta–. Mientras la arbitrariedad de los giros rotatorios de la moneda se iban dando ‘en el aire’, el regidor observaba los movimientos como si de una cámara lenta se tratase. Y justamente enfrente, un bloque de población de Medina del Campo –y no tan cercanos como el conductor televisivo Frank Cuesta– así como distintas formaciones políticas que conforman el gobierno de la villa, trataban de hacerle retroceder en su elección.
No cambió. Siguió adelante. Y la moneda cayó. Pero, como pocas veces suele pasar. Cayó de canto. Parecía que todo iba a ir bien hasta que de pronto, la famosa elefanta giró su cabeza y golpeó al regidor. Los vídeos pronto comenzaron a circular por la red, llegaron a televisiones nacionales e incluso se trasladó el tema a mesas de debate. En la villa hubo cierto alarme e, incluso parte de la ciudadanía procedió a la pronunciación de cuatro palabras mágicas: “Sabíamos que podía pasar”. Ya no solamente esto, también surgieron varios comentarios más acerca de la seguridad, como aquellos que decían: “Demasiado poco para lo que podría haber pasado”.
Ahora bien, que una moneda no te dé la totalidad de la ‘victoria’, no implica que la decisión tomada se traduzca como derrota ¿Por qué? Porque, inmediatamente la elefanta puso un pie en la calle, las aceras estaban copadas, la gente salía de sus casas con ganas de permanecer en la algarabía formada en la villa; restaurantes completos, bares llenos hasta la bandera y, en definitiva, Medina del Campo colgando un cartel de ‘no hay billetes’ un cuatro de enero.
Y al caer la moneda de canto, dos han sido las lecturas del desfile navideño más mediático del año. Pero la Navidad terminó y, con ese punto final, una incógnita queda ahora en el aire. Se lanza una nueva moneda en la que va grabada una nueva pregunta: ¿Volverá a traer Guzmán Gómez un desfile similar el año que viene?
La Voz de Medina y Comarca