Editorial

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28 de abril
Descartados el ya denominado “Superdomingo”, que habría hecho coincidir en la fecha del 26 de mayo la totalidad los procesos electorales; y el 14 de abril, por las concomitancias de lo acontecido en dicha fecha en la España de 1931, el presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, anunció para el 28 de abril la convocatoria de Elecciones Generales de las que habrán de salir los miembros del Senado y del Congreso y, en función de la composición de éste y los pactos alcanzados por los partidos políticos en él presentes, el nuevo Gobierno de España.
La situación que ha llevado a Sánchez a realizar esta convocatoria nada ha tenido que ver con la presión ejercida por las derechas en sus manifestaciones patrióticas sino con el rechazo no a los Presupuestos Generales de 2019 sino a su tramitación. Una circunstancia que tendrán que explicar los partidos de derechas y los nacionalistas catalanes que, votando todos ellos al unísono, han cercenado las aspiraciones de una España más social que anhela la reversión de los recortes motivados por la crisis.
De cambiar el signo político del Gobierno, a tenor de los resultados electorales y posibles coaliciones, hay dos hechos ciertos que ya pueden anunciarse de antemano: una mayor dosis de liberalismo, con recortes y privatizaciones por bandera, sin haber erradicado la corrupción; y la aplicación, con mayor dureza, del artículo 155 en Cataluña, circunstancia ésta que daría viso de verosimilitud a la frase de “Cuanto peor, mejor”, acuñada en su día por el ya olvidado presidente Rajoy.
Con el anuncio de la convocatoria, e incuso antes de ésta, Ciudadanos ya ha manifestado que no pactará con el PSOE de Pedro Sánchez, intentando así que se desdibuje la imagen que ofreció su líder, Albert Rivera, en la concentración del día 10 de febrero, en la que, le guste o no, el presidente del PP, Pablo Casado, y él quedaron inmortalizados en una fotografía junto al presidente de VOX, Santi Abascal.
Miente Rivera cuando dice que no pactará con el PSOE de Pedro Sánchez, pretendiendo que los españoles olviden que tampoco pactó con el PSOE de Susana Díaz para privar a ésta de la Presidencia de Andalucía, a pesar de haber sido la más votada. Postulado éste, el de que la lista más votada debe gobernar, que tanto defendieron PP y Ciudadanos cuando era para beneficio propio.
Así las cosas, no sería de extrañar que VOX se comiera el pastel electoral de la derecha y ésta, mientras el PSOE ha deshinchado a Podemos, se aleja cada vez más de los principios del centrismo.
La Voz de Medina y Comarca