Valencia y “El Foro”
Estos días se están viendo todo tipo noticias sobre la corrupción que afecta, ya de forma inequívoca, digan lo que digan y sin presunciones, al PP de Valencia y al de Madrid, “El Foro” que es la villa de la castiza Esperanza Aguirre.
Ya son historia Fabra, Jaume Matas, Sonia Castedo, Ignacio Granados, la Gürtel, el Caso Bárcenas, los “despidos en diferido”, las Tarjetas Black y otros muchos casos, porque están en los Tribunales, para centrarse ahora el tema en Madrid, con el PP investigado – antes imputado – y en la Valencia de Rita Barberá, en las personas de sus concejales, aunque la regidora, por el momento se escape.
Y es que el descoque y la desvergüenza en la protección que el PP ha dado la alcaldesa del “caloré falleré” ha encontrado de su momento álgido al nombrarla suplente de la Comisión Permanente del Senado, con lo que, aún disueltas las Cortes, será necesario un suplicatorio para que el Supremo pueda encartar, si procede, a este paradigma de política de la derecha española que durante más de 20 años gobernó Valencia. Y no es que Barberá no estuviera ya aforada como senadora nombrada por su Autonomía, sino que ahora se amplia su protección incluso para el caso en el que las Cortes estén disueltas. Y si deleznable es el corrupto tanto como él es quien intenta protegerle.
Pero a todo esto se ha llegado por una falta de legislación que corte de raíz los comportamientos corruptos. Y no se trata de una Ley de Transparencia, que en el fondo viene a ser igual, sino de penalizar, con mano férrea, la corrupción y establecer unas normas de comportamiento que si en otros países vienen dadas por la costumbre y buenas prácticas, en España, visto lo visto, hay que reglamentarlas.
Si en Alemania una ministra miente o copia una tesis doctoral, tiene que dimitir; mientras que en España, si un secretario de Estado dice ser médico y no lo es, nada pasa.
Que en Francia más de uno ha tenido que dejar su cargo por aceptar un regalo valioso es sabido, pero como en España aceptar coches, viajes o pagos de bodas de los hijos de sus señorías ha sido normal, habrá que establecer la cuantía máxima de los regalos que, por cortesía, pueden aceptar los todavía aforados con motivo de las Navidades.
Y como los males de todo se encuentran en las adjudicaciones, habrá que hacer las mismas por subasta, descartando en seco la bajas temerarias y exigiendo avales de peso para si algo falla. Y es que la normativa es el único fármaco para eliminar la corrupción.
La Voz de Medina y Comarca