El PP, ¿al Gobierno?
El Partido Popular hace estos días todo tipo de maniobras dilatorias, tendentes a posibilitar un nuevo Gobierno de España presidido por el actual presidente en funciones del Ejecutivo, Mariano Rajoy.
Pero al margen de la soledad en la que parece encontrarse dicha formación política por la prepotencia que ha mostrado con todos los partidos cuando ha disfrutado de una mayoría absoluta en el Parlamento, le aparecen nuevos palos en las ruedas, de la mano de la corrupción, que dificultan sus aspiraciones.
Queda ya claro que el PP está inmerso en numerosos casos de corrupción, que afectan tanto a personas que han militado y militan en sus propia filas, como al propio partido; y por tanto parece conveniente establecer diferencias. Por una parte figura Madrid, donde la Trama Púnica “hizo su trabajo”, al parecer, para beneficio de personas particulares. Por otra, además de la Gürtel, se presentan ahora los casos Aquamed y otros de la Comunidad Valenciana, que parecen salpicar de lleno a la financiación del Partido Popular de aquella Comunidad e incluso al propio Ministerio de Presidencia, a juzgar por la dimisión del subsecretario del mismo. A todo ello se une la cuestión, diríamos mixta, de los ordenadores de Bárcenas, por lo que dicho partido se ve ahora “investigado”, tras haberse eliminado de la legislación, pero no del léxico cotidiano, el verbo imputar.
Todas estas circunstancias dificultan la carrera de Mariano Rajoy hacia la Presidencia en la nueva legislatura, y no porque él, de forma personal, esté a fecha de hoy investigado, sino por haber hecho caso omiso de sus obligaciones como presidente del PP y por no tomar las medidas oportunas dentro de su formación para evitar en ella la presencia de corruptos y la corrupción misma.
No hace falta mirar ni Madrid, ni a Valencia para ver que Rajoy no ha hecho nada dentro del PP para erradicar los males. Bastaría con mirar a la propia Medina del Campo para evidenciar tal aserto al ver la situación del ex alcalde y ex presidente del PP local, Crescencio Martín Pascual, condenado y confeso por prevaricación, entre otros delitos, sin que nadie hasta el momento haya tomado las medidas adecuadas para su expulsión del PP, en el que, desde bambalinas, a nivel local, sigue ejerciendo una influencia nefasta para el mismo y para la propia localidad que gobernó, a mayor gloria personal, “manu militari”.
La Voz de Medina y Comarca
Nota: Por un error informático no se publicó el sábado y se hace ahora. Disculpas por las molestias.