Editorial

0

A trabajar todo el mundo
Tras varias semanas de “puentes” con motivo de la Navidad, en las que las mesas, por desgracia no de todos, han estado repletas de manjares y dulces; los salones de reencuentros con familiares y amigos, los restaurantes llenos, los bares de copas “a tope” y la ocupación hotelera a rebosar, llega el momento de volver a la cruda realidad cotidiana y, de la mano de ésta, de ponerse todos a trabajar.
Y es que trabajar – verbo que por desgracia muchos no pueden conjugar en primera persona del presente de indicativo – es fundamental para la buena marcha de un país.
Trabajar es lo que han de hacer ahora las Cortes Generales, elegidas en las pasadas elecciones, para alcanzar el consenso que alumbre un Gobierno para España que, del signo que sea, impida la paralización que llega siempre de la mano de la interinidad.
Trabajar es lo que ha de hacer el futuro Gobierno para remediar los grandes males que, digan lo que digan las estadísticas, afectan a una buena parte de la sociedad, en lo que se refiere a trabajo y a la restauración de la dignidad de todos aquellos que de la mano de una crisis, que ellos no generaron, se han quedado en la cuneta; profundizando al mismo tiempo en la mejora de la Sanidad, de la Educación, en la lucha contra el terrorismo yihadista que pesa sobre todos, y en en la resolución de los problemas migratorios.
Trabajar es lo que ha de hacerse desde los Ayuntamientos, por citar sólo un ejemplo distinto de la Administración Central, para conseguir el bienestar de los vecinos y la dotación correcta de servicios, de forma callada, una vez concluidas las programaciones Navideñas, siempre vistosas pero que no pueden ser el eje de su actividad.
Trabajar es algo que ha de hacer también la clase empresarial, generando actividad que haga grande al país, que dé trabajo a quien no lo tiene y, por qué no, riqueza privada para reinvertir y solidaria para compartir con los demás a través de los impuestos.
En definitiva, se trata de trabajar todos a una para conseguir, además de un bienestar personal, que las nuevas generaciones no tengan que avergonzarse en un futuro no muy lejano de quienes tuvieron la posibilidad de hacer algo por ellas y desaprovecharon la ocasión por sumirse en egoísmos, luchas absurdas y enredos que sólo a los insolidarios interesan.
La Voz de Medina y Comarca