Editorial

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Se agitó la bicha
De forma regular, cuando llegan periodos electorales, es ya casi costumbre agitar el tema de la religión para convertirle algo que levanta pasiones, obliga a los partidos políticos a posicionarse y hace que la sociedad se enfrente por un problema latente que, adormecido, despierta como si fuese una bicha a la que todos temen y de la que todos hablan.
En esta ocasión ha sido el PSOE quien, tras haberlo ya anunciado en otras confrontaciones electorales, ha despertado a la temida bicha al advertir que, si accede al poder tras las elecciones del 20 de diciembre, suprimirá la religión como asignatura computable para las notas de los educandos. Y es que el tema, ya casi olvidado, volvió al candelero con la supresión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía en los tiempos en los que el polémico ministro José Ignacio Wert eliminó la misma para restituyó la religión como asignatura computable.
El PP, hoy en el gobierno, y Ciudadanos, que aspira a gobernar, no han tardado en reaccionar ante el anuncio del PSOE asegurando que el tema quedó resuelto con gran consenso el día que se aprobó la Constitución de 1978, mas está claro que el problema sólo quedó adormecido y ahora sale de su somnolencia.
Pero parece que ahora no se trata ahora de garantizar la libertad de culto como dicen algunos, naturalmente apuntalada en una sociedad democrática y moderna sino de algo más. Y que un Estado que no garantizase la misma y no protegiese la práctica de la religión, católica o no, no merecería el nombre de Estado. Y ese tema sí quedó resulto con la aprobación de la Constitución.
La cuestión tiene ahora un mayor alcance y se centra en el respeto absoluto, en un Estado laico, a la libertad de conciencia, que en modo alguno puede quedar condicionada por unas notas en el periodo educativo. El asunto, incluso, va más allá y el PSOE pretende sustituir a los educadores religiosos y nombrados por la Iglesia Católica, por otros de carácter laico que enseñen la historia de la Religión Católica y de otras, amén de comportamientos éticos de respeto y tolerancia.
Lo demás, la eliminación de exenciones fiscales de propiedades no dedicadas a culto y hasta la Ley Hipotecaria, de privilegio para las propiedades religiosas, no parece ser un ataque a la Iglesia Católica sino más bien una entrada definitiva en la modernidad, encaminada a erradicar algunos privilegios de los que la Iglesia Católica, los partidos políticos, sindicatos y patronales disfrutan.
La Voz de Medina y Comarca