Toro de la Vega
La verdad sea dicha, cada vez que se aproxima ese martes de septiembre, en el que Tordesillas se prepara para celebrar su genuino Torneo del Todo de la Vega, todo el mundo se echa a temblar.
Y no surgen los temblores por el desarrollo del Torneo, que como festejo taurino implica siempre riesgo, sino por la polémica que en los últimos años provoca el Toro de la Vega y la incertidumbre de si será éste o aquel año el último en celebrarse el mismo.
La verdad sea dicha que riesgo de desaparición ha tenido siempre el Torneo tordesillano, desde la época del franquismo en que se celebraba sin la pertinente autorización, sabiendo que la misma llegaría o no ya concluido el festejo, hasta los tiempos actuales.
Pero las circunstancias han cambiado, ya que antes todo dependía del todopoderoso gobernador de turno y ahora de la llamada presión social de determinados colectivos que, más o menos numerosos, van imponiendo sus criterios por todas partes.
Difícil papeleta la que se presenta ahora al alcalde de Tordesillas, José Antonio González Poncela, sabedor de que su partido político, el PSOE, y su secretario general son contrarios a esta celebración.
Difícil es también la encrucijada en la que han situado a Tordesillas colectivos de artistas que, dando un nuevo aldabonazo a los muchos que ya han propinado al Toro ecologistas y animalistas, se brindan ahora a “sustituir” con una actuación musical, al secular festejo.
Y más difícil aún se lo ponen a los tordesillanos y al Toro de la Vega los representantes de la “nueva política”, llegados de la mano de los “partidos emergentes” que, por seguir la moda antitaurina, lógicamente no pueden ser toroveguistas.
Y ahí, en medio de todos ellos, los tordesillanos, amantes de sus tradiciones y, en consecuencia, defensores a ultranza, del Toro de la Vega.
La polémica está servida y con ella la fractura social, que habrá de materializarse de nuevo este año cuando llegue el Torneo, en esa mañana en la que unos se aprestarán a vivir el mismo y otros a impedir su desarrollo.
Hasta ahora nada de relieve ha pasado en el orden público, pero si algún día no hay tacto y la situación se va de las manos, la llamada “nueva política”, y “la vieja” también, tendrían los argumentos definitivos para actuar en detrimento de una tradición secular.
La Voz de Medina y Comarca