Vandalismo y Carnaval
Que cuando llegan los Carnavales la alegría se desborda y, en muchos casos, el consumo de alcohol se incrementa hasta niveles insospechados es algo evidente y que pude verse en cualquier parte.
Que determinadas personas, tan pronto como se ocultan detrás de una máscara y se toman un par de copas, dan rienda suelta a sus más bajas pasiones y son capaces de ofender a troche y moche con su palabra, cuado en circunstancias normales son incapaces de decir lo que piensan, está claro que también sucede. Y esto sería digno, no de un estudio psiquiátrico que ya existen varios, sino de un tratamiento especializado al que deberían someterse quienes tienen tal comportamientos, muy especialmente cuando alguien, a los pocos días, les hace algún reproche por el mismo y ellos aseguran no recordar lo acontecido.
Pero de ahí, de esos panoramas que al común de los mortales les parecen ilógicos, a diluirse como ser humano y racional para formar parte de una panda de vándalos que deteriora, por el mero hecho de divertirse, bienes ajenos va un verdadero abismo.
Pues bien, a lo largo de los pasados Carnavales, Medina del Campo ha sufrido los efectos de estas barbaries en varias zonas de su caso urbano. Ya sea en la calle Guadalajara o en Nueva del Amparo, los retrovisores de los vehículos, los coches mismos y algún cristal han sufrido los efectos del vandalismo.
Si de extintores de incendios se trata, las sustracciones también se han producido. Y no para lucrarse de la indebida propiedad de tales aparatos sino para utilizar los mismos con fines destructivos, bien para romper cristales con su ayuda bien para dispersar el polvo que los mismos contienen para ensuciar y causar daño.
Ni siquiera se han salvado de la barbarie los “cabezudos” del Ayuntamiento, que sustraídos de su lugar de depósito se han utilizado como balones de fútbol para la diversión de unos pocos, olvidando que los mismo tienen un fin lúdico y bien distinto para todos los ciudadanos.
Es la barbarie de determinados colectivos, los mismos que protagonizan broncas y peleas cualquier fin de semana y los mimos que deterioran, a su término, el resultado de cualquier manifestación cívica cuando les da por romper el mobiliario urbano o quemar los contenedores. Ya va siendo hora de hacer caer todo el peso de la ley sobre estos individuos, llamados, si no se pone fin a sus desmanes, a convertirse como mínimo en sujetos incómodos para la sociedad.
La Voz de Medina y Comarca