Editorial

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¿Quién mandaba?

Que el caso de “La Rotonda” ya huele, es algo sabido por todos. Primero fue en Medina, inicialmente desvelado por este semanario, al que muchos no creyeron, y posteriormente se ventiló en los Juzgados locales.
Pero en vez de dimitir y permitir que la Justicia siguiera su camino silencioso, el ex alcalde de Medina del Campo, Crescencio Martín Pascual, todavía presidente del Partido Popular local, concejal y procurador Regional, se mantuvo en todos sus cargos, con lo que “el caso”, al ser aforado por el último cargo citado, tuvo que pasar al Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, donde ahora, además de prestar declaración como imputado, hace que el nombre de Medina del Campo suene en todos los medios de comunicación de la región y no precisamente con un dulce son, sino con otro que desdora el nombre de la villa.
Tiempo tendrá el ex alcalde, si “el caso” sigue adelante, se dilata en el tiempo y pierde él su condición de aforado, de hacer volver el mismo a Medina ante la perplejidad de todos.
Per eso será la Justicia quien tenga que resolverlo; aunque por el momento sí debiéramos reflexionar sobre las declaraciones que, a lo largo de tiempo, ha ido evacuando el ex alcalde en diversas sedes judiciales, y que se sintetizan en pérdidas de memoria para no recordar o en la consabida frase de “la culpa es de otros”.
Que esto lo diga quien fue omnipotente; que esto lo afirme quien durante doce años rigió los destinos de Medina del Campo con mano férrea, utilizando para ello todo tipo de resortes; y que esto lo argumente quien todo anotaba y no consentía que se diese un paso en el Ayuntamiento sin él saberlo, parece ya el colmo de la tomadura de pelo.
Los juzgados dirán lo que tengan que decir; y los demás, como demócratas, tendrán que acatarlo. Pero de ahí al descaro de lanzar balones fuera, descargando la culpa en concejales y técnicos, cuando el largo brazo de Martín Pascual llegaba a todas partes, va un verdadero abismo.
Quien ha arrastrado el nombre de Medina del Campo por las sedes judiciales de varias provincias olvida, tras haber gobernado doce años la villa, que el último responsable de cuanto acontece en un Ayuntamiento es el alcalde; y cuando existen desmanes, si es que la Justicia así lo sentencia, los mismos llegan por acción u omisión. Y quien todo controla rara vez omite algo. Este es quid de la cuestión.
La Voz de Medina y Comarca