Editorial

9

¿Dónde está el dinero?
La falta de crédito por parte de las entidades financieras está siendo una losa demoledora para la pequeña y mediana empresa. La asfixia de liquidez que sufre nuestro tejido empresarial está acabando con la posibilidad de llevar adelante nuevos proyectos y en muchos casos la sola supervivencia es digna de admirar.
Según el Banco de España, cuatro de cada diez empresas sobreviven sin ganar un solo euro. Parece que nos olvidamos de que el 80% del empleo de este país lo genera la pequeña y mediana empresa, la cual esta sumida en una profunda depresión, y esto se está convirtiendo en la pescadilla que se muerde la cola: si no hay nuevos proyectos que revitalicen la economía, no habrá contrataciones y el consumo interno seguirá a niveles tan bajos que hacen tambalear nuestro tejido empresarial. Pero la gran pregunta es ¿por qué las entidades financieras siguen cerrando el grifo del crédito? Hasta hace poco tenían el mayor negocio del mundo debido a la mala política de la Unión Europea, que se dedicó a prestarles el dinero del Banco Central, a medio punto de interés, y lo empleaban en comprar deuda de países como España a más de cinco puntos: una manera de engordar sus beneficios y cargarnos a nosotros con unos intereses que en el caso de nuestro país suponen más de 37.000 millones de euros anuales; pero con otra consecuencia que se ha mantenido durante varios años: ¿para qué iban a prestar dinero a las empresas a un 3%, si el Estado se lo paga al 5% y además no corren riesgos? Pero ahora que la prima de riesgo ha caído ¿por qué no empiezan?
Según las entidades financieras “los interesados en lograr préstamos no son solventes” y la tasa de morosidad supera el 12%, lo que les obliga a tener más provisiones de fondos, con lo cual nos metemos en otro círculo vicioso difícil de romper. La realidad es que ahora solo ofrecen crédito a aquellas empresas que no lo necesitan, ¿pero no hemos sido los ciudadanos los que hemos rescatado al sistema financiero? ¿No hemos comprado nosotros a través del llamado banco malo todos sus activos tóxicos? ¿No se han quedado con viviendas, naves y empresas por precios de risa? ¿Por qué ellos se han merecido una segunda oportunidad y las empresas no? ¿Dónde están aquellos años en los que con un proyecto empresarial y ganas, conseguías financiación para llevar adelante tu empresa, cuando los directores de las sucursales te escuchaban y te conocían por tu nombre, cuando su palabra tenía un valor y sus informes eran considerados por sus superiores? Esta ya no es la banca tradicional que conocíamos, esto se asemeja más a aquellos usureros que te hacían préstamos envenenados y si no pagabas te mandaban a sus matones y que, en el caso del sistema financiero actual, utilizan una legislación a su medida que les permite quitarte todo y seguir toda una vida debiéndoles dinero, utilizando a gabinetes jurídicos de cobros para que después de haberte excluido de la sociedad, puedan seguir intimidándote a ver si son capaces de arrebatarte hasta el pan que llevas a tu familia. Si todavía nadie se entera de que algo tiene que cambiar en el sistema financiero es que todos nos estamos volviendo ciegos.
La Voz de Medina y Comarca