Dejar la política
Parece que esta semana muchas personas se han sorprendido de que el portavoz del Grupo Socialista haya antepuesto su vida profesional y personal a su “carrera política” y durante 24 horas, desde que entró por registro la dimisión hasta la esclarecedora rueda de prensa, se especuló mucho sobre posibles desacuerdos internos.
La rueda de prensa del Grupo Municipal Socialista dejó claro que no sólo había una buena relación política, sino que también existía una excelente relación personal: pocas veces las cámaras de televisión captan unas imágenes tan elocuentes y emotivas, donde las lágrimas de la despedida coparon los planos principales.
Parece ser que la opinión mayoritaria de los ciudadanos es que se ha ido un gran portavoz, con una sobrada elocuencia, y que ha sabido mantener las formas en todo momento, devolviendo a los Plenos el rigor y seriedad que necesitaban después de que, en la legislatura anterior, tuviera más visos de espectáculo circense que de cámara de representación municipal. En cuanto a su trabajo en el área de Urbanismo, las valoraciones dependen más del color político con que se miren, aunque está claro que por lo menos ha devuelto la normalidad a las contrataciones de obras, acabando con las malas prácticas de presuntas adjudicaciones a dedo.
Pero la gran pregunta es: ¿por qué ha sorprendido tanto su dimisión? El hasta esta semana concejal de Urbanismo tenía una media dedicación por la que recibía unos 800 euros netos mensuales, algo que a todas luces, con su cualificación y profesión, le suponía desde el primer día un perjuicio económico; y si tan importante es la labor de un grupo de Gobierno en el devenir de los ciudadanos, habría que reflexionar sobre la crítica desorbitada que se hace de los sueldos municipales, porque lo que estamos promocionando es que personas con reconocido prestigio en sus profesiones no quieran ni acercarse a los cargos públicos y quedar en manos de mediocres sin oficio ni profesión.
Por otro lado, es comprensible que para algunas personas llegar a ser concejal del Ayuntamiento con responsabilidades de Gobierno puede parecer un objetivo importante, pero no hay que olvidarse que esto no deja de ser más que un pueblo, donde debería primar la vocación de servicio y no el mal entendido comienzo de una carrera política, porque llegar a una Concejalía no es el broche de oro a una trayectoria profesional; sólo hay que ver históricamente qué concejales han ocupado y ocupan sillones en el Consistorio, para darnos cuenta de que, en la mayoría de las ocasiones, es más importante abrirte un hueco a codazos o tener un enchufe en el partido político de turno, que haber demostrado una valía profesional que te permita desempeñar con garantías tu labor.
La Voz de Medina y Comarca