Adiós 2013
En muy pocas ocasiones, por no decir ninguna, se ha dicho adiós a un año con tanta alegría como a 2013, y no precisamente por las alegrías que el mismo haya dejado sino por todo lo contrario.
Atrás queda un año que trajo a España todo tipo de problemas derivados de la crisis económica, dejando en la memoria colectiva el recuerdo de 365 días en los que los derechos más fundamentales sufrieron todo tipo de recortes; en los anales de la historia, las miserias de la fractura social y territorial que se gestó en dicho año; y en el espíritu de la sociedad, un periodo de 12 meses en los que la mujer y la ciudadanía se vieron amenazadas de la privación de derechos tan básicos y fundamentales como los que atingen a su propio cuerpo, en el caso de aquella; y al de expresión de su malestar, en el de ésta.
Atónitos, los españoles dicen adiós a un año en el que la corrupción se elevó a la categoría de la cotidianeidad más absoluta en el ánimo de muchos; atrás quedan centenares de gatuperios en los grandes Ayuntamientos de España, en más de una Comunidad Autónoma, en los aledaños del Gobierno, en partidos políticos y en todo tipo de instituciones privadas y públicas..
“Entre pardos nubarrones” se fue también la ilusión que muchos españoles pusieron en la transición democrática, cuyo espíritu de diálogo parece haberse quedado en el camino de todos, por obra y gracia de unos pocos.
Esta es, nadie lo dude, la sensación que tiene de España la inmensa mayoría de los españoles y, por qué no decirlo, la opinión internacional.
Pero llega un nuevo año, 2014, y es humano pensar que el mismo será mejor que el triste 2013, simple y llanamente porque la sociedad necesita creerlo así para respirar; amanecerá en breve un nuevo periodo de 365 días en el que muchos problemas de cuantos afectan a los ciudadanos habrán de tener solución; y comienza un nuevo ciclo de 52 semanas en el que habrá de ponerse cota a los desmanes e injusticias a los que se ha sumido a los españoles, quienes, con más paciencia que Job, han soportado lo indecible.
Esta es la catarsis, la liberación psicológica del deseo a la que todo un pueblo, el español, aspira, consciente de que España es un país por el que merece la pena luchar y dejarse la piel para salir, entre todos, adelante, mientras se destierra el recuerdo del aciago 2013.
¡Que estos deseos se hagan realidad! y ¡Feliz 2014!
La Voz de Medina y Comarca