Editorial

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Participación
En los pasados días, Medina del Campo ha asistido al que quizás haya sido el evento más participativo de cuantos se han celebrado en la villa: la Feria Renacentista, que ha concentrado, según fuentes oficiales, a más de 90.000 personas; y en la que han participado, centenar arriba, centenar abajo, unas 3.000 personas.
De esta forma se ha producido un verdadero fenómeno social y participativo, por lo que no estaría de más intentar encontrar las raíces y causas que han motivado el mismo para no tocar ninguna de ellas y dejar que el evento discurra por sí solo, con garantía absoluta de éxito.
Entre dichas causas está claro que figura, en primer lugar, un proyecto común que ha sido capaz de ilusionar a la ciudadanía y a todo un pueblo que se siente orgulloso del resultado.
Por supuesto que, entre las razones del éxito, se encuentra también la amplitud de posibilidades de participación que, sin cortapisa alguna, se han ofrecido a cuantos han querido sumarse al acto.
Y en tercer lugar, digan lo que digan, el sector comercial también se ha integrado ya en esta celebración, secundando así a los medinenses, porque ha visto que hay negocio, sacando sus productos a la calle, a una parada. Una forma de actuar que, en el futuro, será imitada por otros comerciantes.
Detrás de todo, como nadie debe dudarlo, ha existido una coordinación absoluta y un trabajo de campo que, aunque parezca imperceptible, ha dejado su impronta en los diversos actos que se han ido desarrollando en diferentes escenarios, abriendo así la posibilidad a nuevas incorporaciones y escenificaciones que, nadie lo duda, también pertenecen al Renacimiento. Sin ir más lejos, para dentro de dos años, no estaría de más dedicar un apartado de la feria, en cualquier zona y a cargo del colectivo que quiere hacerlo, a la figura de Santa Teresa de Jesús con motivo del quinto centenario de su nacimiento, recogiendo, al menos, su llegada a Medina en las fiestas de la Virgen de agosto, en medio de un encierro.
Y ya tenemos las dos palabras claves: una feria multitudinaria y unos encierros de novillos que llegan pocos días más tarde con motivo de las fiestas de San Antolín. Y es que son dos eventos que concentran a miles de personas, por lo que no estaría de más, y ahí queda la idea, el ir acortando la distancia que a ambos separa con el fin de aprovechar al máximo la afluencia de público.
La Voz de Medina y Comarca