Editorial

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Cabeceras de comarca
La ciudadanía de Castilla y León asiste perpleja a lo que ya puede llamarse, sin lugar a dudas, el desmantelamiento de las cabeceras de comarca, despiece de cuya mano y no tardando muchos años habrá de llegar la práctica extinción del mundo rural.
No hace mucha fechas, y algunos de sus ecos se han apagado sólo con motivo de la llegada del verano, se iba conociendo, a través de las protestas, cómo desaparecían determinados servicios de Educación  y Sanidad en los pequeños pueblos, en teórico beneficio de las que siempre se llamaron capitales comarcales.
El segundo aldabonazo se asestó contra las cabeceras de comarca que disponían de hospitales, cerrándose en éstos algunos servicios y hasta plantas, de forma especial en verano, con el absurdo pretexto de que el número de usuarios era menor durante el estío, como si con la canícula no llegaran a los pueblos los festejos taurinos que a veces llenan las instalaciones hospitalarias.
El tercer verduguillo para pueblos y cabeceras de comarca llegó, cuando disponían de estación de tren, de la mano de eso que ahora llaman “racionalización de los servicios”, neologismo utilizado por la clase política para evitar decir supresión de servicios ferroviarios e incomunicación, tanto con las cabeceras comarcales como, en el caso de éstas, con las capitales de la provincia.
Ahora le toca el turno de muerte, con un cuarto estoconazo, a los servicios de las Administraciones de Hacienda, lo que dificultará, además del normal desarrollo de la vida ciudadana y de su cumplimiento con el fisco, la creación y gestión de empresas, base del crecimiento económico y de la generación de empleo que tanto “cacarean” los gobernantes.
Pronto le llegará la “suerte suprema” a los Juzgados, que terminarán desapareciendo de las cabeceras comarcales. ¡Qué lejos quedan aquellos años en los que el partido que ahora gobierna España, cuando era oposición, pedía la creación de un cuarto distrito judicial para la provincia vallisoletana, en Peñafiel, para garantizarse de por vida el control de la Diputación!.
Y como remate, por el momento, que pronto habrá más guindas para decorar el despiece de los servicios, ahora se plantea la deslocalización no sólo de los trabajos de los facultativos de los centros Hospitalarios, sino también la de los propios enfermos.
De seguir así las cosas y no producirse un plante, con un ¡basta ya! de la ciudadanía, el futuro, más que negro, habrá dejado casi de existir.
La Voz de Medina y Comarca