Editorial

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Día Internacional de la Mujer Trabajadora
El viernes, en Medina del Campo, al igual que en todo todas partes, se celebró el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Una onomástica importante que este año, en el caso de España, tiene unas connotaciones especiales a consecuencia de los recortes que han supuesto un retroceso en los derechos de la mujer.
Todo apunta a que algunos logros han conseguido las mujeres, por su trabajo y denuedo, a lo largo de los últimos años. Y es que lo que hace unos lustros era impensable, como el reparto de las tareas del hogar, hoy es algo que avanza merced a la incorporación de la mujer al Mercado Laboral.
Pero los logros más destacados, nadie lo dude, las mujeres los han conseguido dentro del ámbito familiar y, si nos apuramos, en el mundo de la alta política, donde la paridad, en un principio, y la valía personal, después, han hecho que se reconozca por igual el papel que juegan los dos sexos.
Harina de otro costal es la relativa al Mercado Laboral, en el que, pese a haberse producido avances, sigue existiendo una diferencia abismal que se refleja en los salarios diferentes que perciben ambos sexos, y que están aún muy lejos del eslogan “a igual trabajo, igual salario”.
Numerosos temas importantes quedan aún por resolver, ya que la explotación sexual y la Violencia de Género, dos verdaderas lacras de la sociedad, continúan ahí, a pesar de que la legislación intenta corregir las mismas.
Pero al margen de las grandes reivindicaciones de igualdad total, que habrán de llegar de la mano del trabajo cotidiano de todos, sería necesario hacer una reflexión sobre la incidencia que los desdichados recortes están teniendo en la desigualdad ente sexos. Baste poner como ejemplo la vuelta al hogar de muchas mujeres que, abandonando el Mercado Laboral, retornan a los cuatro muros de sus casas para atender a aquellos a los que se ha privado de los beneficios de la Ley de la Dependencia. A ello debe sumarse la privación realizada a los escolares de asignaturas como la Educación para la Ciudadanía o el proyecto, sexista donde los haya, de volver a separar, como en tiempos pretéritos que creíamos olvidados, a los niños y a las niñas en las aulas colegiales, lo que producirá sin duda, a la larga, una vuelta al pasado de aquella España de “Charanga y pandereta, devota de Frascuelo y de María”, esa España “inferior que ora y embiste”.
Largo es el camino por recorrer, pero, ante tales circunstancias, con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, no está de más recordar que los pueblos son y serán lo que sus ciudadanos quieran.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA