Editorial

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Adiós Javier Rodríguez
Ni qué decir tiene que la noticia de esta semana, en Medina del Campo, ha sido la marcha de Javier Rodríguez Herranz como portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento.
Por tal motivo, bien merece Rodríguez el análisis de unas líneas para valorar la labor que ha realizado a lo largo de más de cinco años como portavoz del PP en el número 1 de la Plaza Mayor de la Hispanidad.
A muchos su forma de proceder, al igual que su sempiterna sonrisa, muchas veces socarrona, les podrá haber parecido empalagosa, del mismo modo que su oratoria en algunas ocasiones se ha mostrado correosa y edulcorada; pero nadie ha de dudar que, como tónica general de su proceder, todas sus intervenciones, incluso en aquellos temas en los que no creía, han estado a la altura de las circunstancias y, salvo levísimas excepciones, en un tono de corrección que para sí hubieran querido los portavoces de otros foros políticos, de esos que los ciudadanos denominan de “carácter superior”.
Y es que la habilidad de Rodríguez en el manejo de la oratoria y la dialéctica ha sido impecable, buscando siempre el resquicio para ahondar en las debilidades políticas de los grupos de Oposición, cuando gobernaba, y en las del de Gobierno, desde que el Partido Popular al que él ha representado con una disciplina férrea, pasó a la oposición hace ahora casi dos años.
La habilidad de Rodríguez quedó siempre patente no en esa primera intervención, que cualquier portavoz que se precie lleva siempre preparada y escrita, sino en la segunda, en esa que cierra los turnos de los oradores y en la que es menester dar réplica adecuada al oponente de forma improvisada.
Con la marcha de Rodríguez como portavoz, que no como concejal, sin que el Ayuntamiento sea el Congreso de los Diputados, se pierde un buen orador o más exactamente las intervenciones del mismo, con las que se podrá estar o no de acuerdo en el fondo o en las formas, pero siempre acertadas y a un nivel más que adecuado.
Por tal motivo, quién ahora ya le sustituye en dicho cargo, la concejal y diputada provincial, Virginia Andrés, tiene ante sí una labor ardua y difícil para equipararse a su predecesor. En desacuerdo con la sentencia popular que dice “otro vendrá que bueno te hará”, llegar al nivel de Rodríguez, en cuanto a oratoria, es difícil; y parangonarse a él en los reflejos que ha de tener un buen portavoz es complicado; aunque el tiempo dirá y la ciudadanía juzgará lo acertado de las intervenciones de uno y otra.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA