Editorial

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Todos perjudicados
En la última sesión del Pleno del Ayuntamiento se asistió, por segunda vez en la presente legislatura municipal, a lo que sin duda es un error de cálculo, un descoloque de un partido político de vertebración nacional y, sin duda alguna, alternativa de gobierno municipal en Medina del Campo, cuando le toque, al igual que lo era hace un año en España.
Está claro que se trata del Partido Popular que, con su abstención y la necesaria ausencia de un edil de IU por incompatibilidad legal, impidió que saliera adelante una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), en lo que a destino de uso de suelo se refiere.
Se trataba, simple y llanamente, de compatibilizar la utilización de determinados suelos tanto para uso industrial como comercial, o ambos a la vez, en un momento de crisis económica, lo que, a ciencia cierta, es algo lógico y nada tiene de anómalo. Sin embargo, las anomalías llegan cuando todos los acuerdos políticos y quehaceres de los partidos, tanto de gobierno como de oposición, no aúnan esfuerzos para atender y solventar el principal problema por el que pasa el País, o la Nación si se prefiere, que no es otro que el del desempleo.
Pero no, los errores de cálculo y el “yo más y tu menos” llevaron por omisión a rechazar una modificación del PGOU, que al menos retrasará la implantación de dos establecimientos y generadores de empleo durante un mes más, ¡Con la que está cayendo!.
Luego ha venido el llevarse las manos a la cabeza y vendrán las futuras rectificaciones, ya que el tema, tal y como lo anunció el portavoz del PP, Javier Rodríguez, ya lo había pensado “su” partido, aunque ahora, según él lo hizo como un “parche” tardío, aunque bien puede ser el remedio para unos cuantos ciudadanos parados.
Por estas cosas, llámense despistes, tontunas egocéntricas o no estar a lo que se ha de estar, la ciudadanía cree cada vez menos en la clase política y algunos españoles, cansados ya del hartazgo del “y tú más” y de la soberbia, comienzan a derivar por otros derroteros que, al margen de la Constitución que tanto llena ahora a algunos la boca cuando pronuncian su nombre, pueden terminar como el rosario de la aurora y al margen de la legalidad.
Y es que lo  mismo da una Constitución, por importante que sea como Ley de leyes, que un PGOU, ya que ambos no pasan de ser leyes y, en consecuencia, susceptibles de modificación para garantizar el bienestar y el progreso de los ciudadanos y el de los pueblos de España, utilizando este último concepto “amplio senso” con todas las consecuencias, siempre y cuando la Soberanía Popular “estricto senso” esté de acuerdo.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA