Y Medina pudo
Con motivo de la celebración de la Feria Renacentista, Medina del Campo ha dado este año una lección de lo que debe ser la participación y ha demostrado que, cuando quiere, sabe y puede hacer las cosas, si no mejor, igual que los demás municipios.
Durante años, el referente de ferias de época en la zona ha sido Tordesillas, localidad que unida a través de la Asociación Empresarial, del Centro de Iniciativas Turísticas y del Ayuntamiento, ha estado siempre a la altura de las circunstancias a la hora de organizar no sólo el Mercado de la Edad Media, sino determinados acontecimientos que, relacionados con el Tratado de Tordesillas o con la Reina Juana I, han sido durante años la envidia de todos.
Pero finalmente, y sin desdoro de la “Villa del Tratado”, Medina del Campo se ha puesto de una vez por todas de acuerdo para sacar adelante un ambicioso proyecto de Feria Renacentista que, a lo largo de sus jornadas de celebración, ha conseguido reunir a alrededor de 40.000 personas.
Nadie intente ahora capitalizar los buenos resultados del evento, ya que si ha de buscarse algún autor del éxito está claro que éste ha sido el conjunto de los medinenses, y, también, de las gentes de la comarca que, en las noches del viernes y sábado pasados, apoyaron con su presencia la amplia programación que Medina del Campo ofrecía.
No obstante, esta forma de actuar, con motivo de la Feria Renacentista, incorporando todas las ideas e iniciativas al proyecto común, no es ajena a una forma diferente de gobernar que, en detrimento de los lideratos, ha optado por el bien común, permitiendo a cada asociación y a cada colectivo su protagonismo, al margen de la propiedad o impropiedad histórica, pero encaminado todo al fin último de conseguir un resultado global brillante.
Y es que, Medina es así, al igual que otros muchos municipios a los que basta una simple indicación directora para apartarse de la senda marcada y, no sólo no colaborar, sino torpedear un acontecimiento.
Las razones de tal forma de proceder de los medinenses puede encontrar su origen en la famosa “Quema de Medina”, en la leyenda del escudo de la villa o en su propia Plaza Mayor, en la que el individualismo de los vecinos quedó reflejado mejor que en ningún otro sitio al no existir dos casas con la misma altura, aunque todas ellas estén encaminadas, a base de soportal y comercio, a la propia esencia comercial que un día hizo grande a Medina del Campo y que parece haber renacido, en tiempos de crisis, cuando la unidad se impone para salir adelante, precisamente con motivo de una Feria Renacentista.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA