Redacción.- Al filo de la media noche de ayer a hoy, un súbdito rumano de 36 años de edad, cuyo nombre responde a las iniciales V.M., sacó una pistola sobre el mostrador de un conocido bar de copas de la calle “Las Farolas”, provocando el pavor de la joven camarera que se encontraba de servicio en el mismo.
Al parecer y según testigos presenciales, V.M. entró en el establecimiento y pidió una consumición. Además, al ver que en dicho establecimiento se sirven también narguiles o pipas orientales con varias boquillas de succión, con tabaco perfumado para fumar en la terraza, solicitó una, al parecer con sabor a plátano, indicándole la camarera el precio de la “cachimba”, abonando el mismo con un billete de cinco euros, al tiempo que depositó sobre la barra del bar una pistola de aspecto antiguo.
Posteriormente, cuando se sentó en la terraza para tomarse la consumición y fumarse la narguile, pareció adormecerse, momento que aprovechó la joven camarera para cruzar la calle y advertir, en medio de un ataque de nervios, a uno de los propietarios del bar de copas situado frente al suyo, que se encontraba en el mismo acompañado por unos amigos, siendo éste quien advirtió a la Policía.
Alertados los servicios policiales, en no más de ocho minutos, se acercaron al establecimiento en cuestión tres vehículos – dos de la Policía Nacional y otro de la Local – con cinco agentes, que procedieron a realizar su trabajo.
Según varios testigos presenciales, ya que las luces giratorias de los coches de patrulla atrajeron al vecindario, que de forma notoria optó por asomarse a las ventanas para ver qué pasaba, los agentes solicitaron su documento identificativo a V.M., mientras éste se reía, circunstancia que provocó que uno de los agentes de la Policía Nacional, de forma correcta pero enérgica, le dijese “No te rías, Vasilis, por qué llevas eso”, en posible alusión a la pistola. Si bien, ante la insistencia de la risa y a tenor de los acontecimientos, dicho agente optó por indicar a V.M. que se apostase, piernas abiertas y de cara a la puerta, “decúbito prono” vertical, en el pequeño espacio existente ente el peldaño y la puerta del número 5 de la calle “Las Farolas”, donde procedió a cachearle con el fin de saber si llevaba algún otro objeto con el que pudiera causar lesiones, ya que la pistola, no operativa, según puso saber este semanario de fuentes dignas de todo crédito, podría ser de pistón, casi de la época de Curro Jiménez.
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