Editorial

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Semana Santa
Un año más, España entera y Medina del Campo, por supuesto, se encuentran en el momento culmen de la Semana Santa mirando al éter e implorando al cielo que la lluvia no haga su aparición para que los grandes desfiles procesionales no tengan que suspenderse, ninguneando en apariencia el trabajo que desde las Cofradías se ha realizado durante meses.
Pero suceda lo que suceda, los ensayos están ahí y el trabajo se ha realizado para  que todo esté a punto. Y cuando algo se hace desde la fe, aunque al final no salga adelante, el tiempo no se ha perdido.
Pero no sólo son los cofrades los que miran al cielo sino también la España católica y la no católica. Y es que a todos agrada ver las procesiones de Semana Santa por mor de razones de lo más diverso y que van desde la tradición al amor al arte, pasando por un sinfín de motivos.
Este año, Medina del Campo, y por qué no decirlo los medinenses, al margen de sus creencias, seguro que han mirado a los ojos de esa imagen de Nuestra Señora de las Angustias, venerada en la villa durante siglos, a título de “Alcaldesa Perpetua”, para pedir a la misma, además de la protección que siempre se invoca, que los actos procesionales resulten más brillantes que nunca y sobre todo que la temida lluvia no haga su aparición.
Y es que no hay que olvidar que las procesiones de estos días disfrutan, por primera vez en su dilatada trayectoria histórica, de la Declaración de Interés Turístico Internacional, por lo que el hecho, si aconteciera, de no poder los pasos salir a la calle, a consecuencia de la lluvia, sería un fiasco para todos los medinenses y para muchos ciudadanos de otras localidades que, con motivo de tal Declaración, han incluído, en el programa de sus vacaciones de Semana Santa, un desplazamiento a Medina del Campo para ver sus procesiones, que en esencia son el Renacimiento, unido al fervor, en el pleno sentido de dichas expresiones, desfilar por sus calles y plazas.
Pero confiemos en el Cielo y en la meteorología para que las procesiones de Medina del Campo, y las de otros municipios cercanos y lejanos, puedan salir a las calles, aunque sólo sea en esos minutos de tregua que, más de una vez, ha acordado la lluvia para que los desfiles procesionales y las imágenes que son la quintaesencia de los mismos, puedan realizar el recorrido previsto en medio del fervor, la devoción y la admiración que provocan tan pronto como se inician.
Este es un deseo de todos y seguro que habrá de cumplirse, ya que Dios, cuyo Hijo es el protagonista en Semana Santa, no cierra una puerta sin abrir una ventana.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA