Huelga General
La reforma laboral del Gobierno encontró el jueves su correspondiente réplica en la calle con la huelga general. Pero no es ésta la cuestión que hoy va a ocupar las líneas de este editorial, ya que lo que ha sucedido ha sucedido, los hechos están ahí y la guerra de cifras de participación es algo que, guste o no, pertenece a la historia.
Por ello, parece de recibo centrarse en otro aspecto del desarrollo de la huelga, que no es otro, en lo que afecta a Medina del Campo, que el exquisito comportamiento que ha podido apreciarse en todo el conjunto de la ciudadanía, dando un aspecto de madurez inusitado en otras convocatorias de similares características.
En Medina, al igual que en el resto de España, con las excepciones que confirman la regla y que en la “Villa de las Ferias” no se han producido, se han llevado hasta sus máximas consecuencias los derechos ciudadanos al trabajo y a la huelga, consagrados en la Constitución que rige la convivencia de los españoles.
Y es que, además de respetarse los servicios mínimos para no paralizar la vida cotidiana y permitir el ejercicio de otros derechos, como la Sanidad o la Educación, cada cual, a su leal manera de ser y entender, pudo concurrir al trabajo o ejercitar su derecho de huelga con toda normalidad.
Ejemplar ha sido en esta ocasión el comportamiento de los piquetes informativos, que se dedicaron a lo que su propio nombre indica, a informar a quienes concurrían a sus puestos de trabajo sobre el derecho a huelga que los asiste y sobre los motivos de la convocatoria, erradicando aquella mala imagen de otros tiempos en los que la imposición, realizada a través de la fuerza, era la norma. En este aspecto, hay que dejar constancia de ello, porque es de justicia, los sindicatos convocantes de la huelga han dado una lección de democracia.
Es de resaltar también el comportamiento de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que patrullando las calles medinenses o haciendo su aparición en las puertas de las empresas en las que eran requeridos, más por la llamada telefónica de gente nerviosa que por una necesidad real, desarrollaron su cometido, emanado de su derecho al trabajo y representación del orden, con absoluta exquisitez.
Esta ha sido la lección que los medinenses han dado durante el desarrollo de la huelga general, en una jornada normal y tranquila en la que los ciudadanos han podido ejercer dos de sus derechos, que tendrán su continuidad en otra convocatoria inminente para ejercitar otro derecho constitucional, el de manifestación, con motivo del primero de mayo.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA