Editorial

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Edades del Hombre
Naturalmente que todo lo que venga a Medina debe ser bienvenido y, en consecuencia, sólo queda agradecer a la Fundación “Las Edades del Hombre” y a los 226.106 visitantes que se han acercado a conocer la muestra “Passio” su generosidad.
Pero la cuestión no es ésa, ya que Medina del Campo ha perdido con “Passio”, al igual que hiciera con el V Centenario de la Muerte de Isabel la Católica, una de sus grandes ocasiones promocionales. Y todo por una cuestión meramente política.
Está claro que las exposiciones de “Las Edades del Hombre” han ido en declive año tras año y ésto se ha evidenciado en 2011 más que nunca. Pero si Medina del Campo se hubiera erigido en sede única de “Las Edades”, está claro que no sólo habría recibido la suma de visitantes producida entre la Villa de las Ferias y la Ciudad de los Almirantes, sino un contingente que, aunque igual en número, hubiera sido muy diferente en lo que a recursos económicos se refiere.
Y es que al compatir sede y esparcirse a la hora de comer, cenar, merendar o dormir los visitantes por varios municipios vallisoletanos, el resultado definitivo, en lo que afecta a lo económico, no va más allá de ser un quinto del total de lo que habría supuesto tener una sede única.
La demostración de lo anteriormente dicho llegará no tardando mucho a localidades de menor enjundia que Medina del Campo, cual es el caso de Oña y de Arévalo que en solitario acogerán sendas muestras de “Las Edades del Hombre” y, en consecuencia, experimentarán los beneficios económicos de un contingente humano que de antemano ya puede cifrarse, al menos, en la misma cantidad que el que han recibido Medina del Campo y Rioseco.
De nuevo, iteramos que todas las iniciativas son siempre de agradecer, pero hacer que las mismas en cierta medida naufraguen por los intereses políticos de la llegada de unas elecciones, no parece de recibo.
Medina del Campo ya experimentó similar desafuero con motivo del V Centenario de la Muerte de Isabel la Católica, aunque en aquel caso sin compartir sede con nadie, siendo imputable el desastre de afluencia de público a la mala gestión, a la falta de liderazgo y a los intereses espúreos y bastardos de un político que, ya sin mencionarle, los medinenses comienzan a olvidar que un día existió, sin saber nadie, ni siquiera él, por qué llegó desempeñar la primera magistratura de la localidad. Esta es la historia, mírese por donde se mire, y los resultados están ahí por las razones aducidas.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA