Editorial

0

Comisión, comisión y comisión
Cualquier medio de comunicación debe, en principio, evitar emitir determinadas opiniones, de forma especial cuando las mismas pudieran afectar a asuntos que, además de ser de interés general, son de todos los ciudadanos y, en este caso, de todos los medinenses.
Para emitir tales opiniones, de hacerse, las mismas deben basarse en datos reales e incuestionables. Tal es el caso del resultado de la Feria de Día, cuyos participantes aseguran haber recaudado más fondos que en otros años. Pareja suerte puede correr la afluencia que ha experimentado el Auditorio en los espectáculos teatrales, que en principio ha colgado todos los días el cartel de no hay billetes.
Cosa distinta sería hablar de los espectáculos taurinos, especialmente de los encierros; y de los grupos musicales, ya que al margen de los resultados y de las opiniones particulares de cada uno, que llueva a gusto de todos es algo imposible.
Por tal motivo, en lo que afecta a estos espectáculos taurino populares y musicales, no estaría de más que se revitalizasen las antiguas comisiones de Festejos, en el más puro cauce de sus esencias para que, en ellas, la clase política controlando el gasto, y el resto de los colectivos aportando ideas, eligiendo grupos musicales e incorporando la opinión de aquellos a los que representan en el programa festivo, hiciesen real lo que debiera ser normal en la elaboración de un programa festivo: que sea de todos y todos asuman, de salir mal las cosas, la cuota de responsabilidad que en justicia les corresponde.
Lo demás no dejan de ser pamplinas que utiliza la clase política, al margen del partido al que pertenezca, para lesionar gobiernos, para azuzar a la masa contra quien tiene la responsabilidad de regir los destinos de la villa y para, en definitiva, hacer política.
Y como de recuperar cosas se trata, además de la comisión de Festejos anteriormente aludida, no estaría de más que, una vez elaborado el programa festivo e impreso, a la antigua usanza y como se hacía en los primeros años de la democracia -que eso es participación-, el texto del mismo, con fotos incluidas, con carteles de toreros que no se caen y con todos los actos ya programados, fuese aprobado por el Pleno de la Corporación Municipal, al objeto de conseguir, con la inexcusable unanimidad al saber que el programa está apoyado también por los representantes de todo un pueblo, el visto bueno y levantar la sesión, permaneciendo los veintiún concejales en sus correspondientes escaños para repartirse el trabajo de esos ocho días, al margen de ser Gobierno o de estar en la oposición. Y eso serían unas fiestas de todos y todos se responsabilizarían de ellas.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA