EDITORIAL

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Guardesas

Todos los años, y desde la época en la que fuera alcalde de la villa Ignacio Sánchez López, una joven de la localidad representa a los medinenses, a título de Guardesa, acompañada de sus correspondientes Damas de Honor.
La verdad sea dicha que el término Guardesa para definir determinadas características que debía reunir la mujer medinense que representaría a todos, fue cuidadosamente elegido por aquel regidor, que además de ostentar la primera magistratura local era un lingüista de primera magnitud que dejó constancia de su saber en numerosas publicaciones especializadas, la mayoría de ellas editadas en su condición de especialista en la materia.
Sin embargo, las costumbres cambiaron y del sistema de elección de aquellos años se ha pasado a otros mucho más democráticos, en los que las Guardesas surgen de las urnas. Y, con tal sistema, año tras año la polémica está servida en la Villa de las Ferias cuando se aproximan las fiestas de San Antolín.
Y es que la elección de Guardesa, que bien podría haber discurrido por otros derroteros, se ha transformado en una verdadera campaña electoral, en la que aquellas jóvenes que dispongan de una familia más larga, de una mayor popularidad entre sus amigos y entre las peñas o realicen una mejor campaña, boca a boca o entregando, incluso, las papeletas de sufragio con su nombre ya impreso, tienen todas las de ganar.
La situación es ésta, sea del agrado o del desagrado de quien pueda leer este editorial, por lo que, en detrimento de cualquier tipo de demagogia, bien debería plantearse otro sistema de elección de las representantes juveniles de los medinenses, a base, es sólo una posibilidad, de la configuración de un jurado nombrado a tal efecto. Y es que con los votos sólo, no se va a ninguna parte, ya que, y no hay ningún tipo de alusión a la Guardesa electa, con la popularidad no basta.
La razón no es otra que la representatividad que ha de tener la Guardesa en una villa del calado de Medina del Campo, tanto a la hora de aparecer en público como en los momentos en los que deba concurrir ante medios de comunicación o ejercer, incluso, una representación a lo largo de todo el año, tal y como fuera concebido el cargo por el ex alcalde Sánchez López.
Para él, la Guardesa debía tener, además de atributos de belleza inherentes a la juventud entre los que figura la simpatía, un elevado nivel cultural y un don de gentes capaz de encandilar a cualquiera en el momento de representar a la villa. “Esto son Guardesas, y lo demás son misses”, decía el desaparecido alcalde.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA