Editorial

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Que Medina del Campo no es nada sin la comarca y la comarca sin Medina tampoco, es algo sabido. Ahí están las interrelaciones que Medina mantiene con otros pueblos, sufragrando en muchos casos una buena parte de sus gastos, vía Mancomunidad y otras instituciones.
Pero éste no es el caso, sino que ahora toca hablar de las fiestas de nuestros pueblos, que ya han comenzado en varios de ellos.
Es innegable que aquellas localidades que disponen de una buena programación en la que no falten los espectáculos taurinos, son siempre puntos de atracción para los medinenses que, ávidos de novillos, no dudan en desplazarse a otros pueblos para participar en sus festejos. Y como lo que no quieras para ti, no lo desees para los demás, no es mal momento de recordar a todos los medinenses que las fiestas de los pueblos ofrecen, además de buenas programaciones, excelentes servicios de hostelería, de restauración y, sobre todo, buenos amigos, con los que compartir las celebraciones, y óptimos para ser después invitados cuando lleguen las nuestras, para no encontrarnos solos.
Eso sí, hay algo que trastoca a veces la relación normal, buena de siempre y en todas épocas, entre los vecinos de municipios cercanos. Se trata de los experimentos de adelantos de calendario festivo, que sin terminar de atraer al público que sus ayuntamientos desean, que éstos son siempre los responsables, fastidian las celebraciones de otros pueblos colindantes, restando a las mismas el contingente humano necesario para que las fiestas sean fiestas y no quepa un alfiler en las mismas.
Sabios eran aquellos antepasados de todos nosotros que programaron esas jornadas complicadas que llegan siempre a mediados de agosto, con motivo de la Asunción de la Virgen y San Roque, cuando la mitad de los pueblos está en fiestas. Aquellos antepasados supieron compaginar incluso los horarios de los encierros taurinos, ya que si el encierro de Pollos era a las diez, en Rueda se celebraba siempre el Toro de la Una, para dar tiempo a todos para desplazarse de un municipio a otro y así poder disfrutar de sus respectivas programaciones, yendo con sus huesos después, pero ya por la tarde, a otras localidades donde también había festejos taurinos.
Esa es la buena convivencia, la solidaridad y hasta lo políticamente correcto que debe presidir las actuaciones de los ayuntamientos que conforman la comarca de Medina del Campo, de la que bien puede decirse que todos somos uno. Y de no ser así, algún día habrá que romper la baraja y no sólo en las fiestas, para “castigar” a los malos de la película, que siempre los hay. Y la cuerda siempre se rompe por su parte más floja.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA