Editorial

0

Rigor administrativo
En estos días, los medinenses asisten estupefactos a las denuncias que realiza el nuevo Ayuntamiento sobre el mal estado de las obras, de inmuebles completamente nuevos, que ejecutó el grupo de Gobierno que presidió el popular Crescencio Martín Pascual.
Cocinas sin sistema de extracción de humo y, en consecuencia, sean lo que sean, no son cocinas al uso; alcantarillas que no desaguan; revestimientos externos, cual es el caso del Albergue Juvenil, que se desploman; y hasta duchas que, por carecer de alcachofa, son antes que éstas, mangas de riego. Esto es un muestreo de lo que encuentra el nuevo equipo de Gobierno que preside la alcaldesa Teresa López.
Pero la cuestión no termina ahí, ya que loa avales de construcción, previa certificación del técnico competente y presumiblemente, porque así lo dice la Ley, con acuerdo de la Junta de Gobierno, se han devuelto.
Por supuesto que aún se alberga la esperanza de que dichas obras ejecutadas pero, en cierta medida, inconclusas, estén acogidas a un sistema de garantía por un período deseable de tiempo y acorde al que establece la Ley de Contratos del Estado. Por supuesto que esto será así y, en consecuencia, el Ayuntamiento, a través del correspondiente procedimiento judicial, podrá reclamar los daños y perjuicios ocasionados; aunque tales reclamaciones se demorarán en el tiempo hasta que el juzgado de turno ordene su pago, en el mejor de los casos, si no hay recursos por parte de los autores del entuerto.
Es por tanto llegado el momento de que un grupo de Gobierno recién llegado adopte las medidas oportunas para que los futuros pliegos de licitación se trabajen de la forma debida e incluyan todo tipo de garantías para que el erario municipal no salga perjudicado, añadiendo a ello, toda la eficacia para que lo escrito se cumpla.
Pero hay algo que es digno de resaltar y que va más allá de lo meramente crematístico. Se trata de la seguridad de las personas y de la integridad física de los ciudadanos, porque ¿qué hubiera sucedido si un desprendimiento exterior hubiese caído sobre un viandante? O lo que es peor, ¿qué sucedería si el desplome fuese, a modo de ejemplo, de un techo de cubrición y éste se desplomase sobre los usuarios? A consecuencia de esto, y la situación no es broma, aun creyendo que la solidez del inmueble en cuestión es absoluta, pese a las humedades de los muros del sótano, ¿qué sucedería si algo de esto pasase? ¿Se convertiría Medina en un lugar tan famoso como Los Angeles de San Rafael de Gil y Gil? Esto es algo que debe evitarse con todos los medios y éstos están al alcance de un Gobierno que se estrena.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA