Editorial

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Adiós, don Ramiro
Corría el año 1979 cuando un jovencísimo político independiente accedía a una concejalía de Renedo de Esgueva. Su nombre, Ramiro Ruiz Medrano. Cuatro años más tarde, y bajo las siglas de Alianza Popular pasado el tiempo transformada en Partido Popular, aquel joven concejal se erigía en alcalde de su localidad natal.
Había comenzado la carrera política de un hombre que en los años sucesivos estaría llamado a ocupar cargos de responsabilidad nacional, tanto en la Cámara Baja como en la Alta, a títulos de diputado y senador, respectivamente.
Pero el paso definitivo, por el que ha sido conocido, y de hecho lo es en todos los rincones de la provincia de Valladolid, no llegaría hasta un 17 de diciembre de1993, cuando merced a una moción de censura, accedió a la Presidencia de la Diputación Provincial.
A partir de ahí y hasta hace sólo unos días, la labor de Ramiro Ruiz Medrano imprimió un carácter especial a la Presidencia de la Diputación vallisoletana.
Sus visitas constantes a todos los municipios de Valladolid, sin excluir el color de los alcaldes por los que estuvieran gobernados éstos; su acercamiento a los ciudadanos; su sensibilidad especial para detectar los problemas y darles pronta resolución, adquiriendo de forma inmediata cualquier tipo de compromiso cuando éste se basaba en una necesidad real; y su carácter tolerante, han hecho que los dieciocho años de la Presidencia de Medrano haya sentado las bases de una forma diferente, fresca y natural de hacer política.
Infatigable a la hora de trabajar, presto siempre y sin filtros a atender las llamadas telefónicas de los medios de comunicación y otros atributos que le ornan, han hecho que su figura forme parte consustancial e inherente en la provincia de Valladolid. Pero Ramiro Ruiz no es sólo ésto, ya que es también un hombre afable, de carácter dulce, negociador y servicial para todos aquellos que, en un momento determinado, han llamado a su puerta. Tal es así que prácticamente ningún político de calidad haya llegado a cuestionar nunca su forma de actuar, al ser la misma, ante todo, institucional.
Con la marcha de Ruiz Medrano de la Presidencia de la Diputación, se va una parte de la propia provincia, no de la historia sino del corazón de los ciudadanos.
Eso sí, ahora le llega el momento de resarcir a su familia del tiempo que ha dedicado a los demás, a sus conciudadanos, compensando así a esa gran mujer que siempre hay detrás de un gran hombre. Y es que Carmen García Hernando bien merece, por su dicrección, figurar al lado del Presidente de la Diputación, con mayúsculas, que ha sido y siempre será Ramiro Ruiz Medrano.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA