Editorial

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Medina ha hablado

Los medinenses, más dueños que nunca de sus destinos en una jornada democrática, como es la que se vivió el pasado domingo con motivo de las elecciones municipales, hablaron a través de las urnas y emitieron la denominada Voluntad General.
Ante todo, los medinenses dejaron claro que ninguna opción política disfruta de la confianza mayoritaria de ellos, pese a las correcciones que, para configurar mayorías, estipula la Ley Electoral a través de la aplicación de la norma D’Hont.
Así las cosas, el Partido Popular, encabezado por el actual alcalde, Crescencio Martín Pascual, obtuvo un total de diez concejalías; el Partido Socialista, con Teresa López a la cabeza, logró ocho actas capitulares; Izquierda Unida, liderada por Francisco de la Rosa, consiguió dos escaños en el Consistorio; y, finalmente, el Partido de Castilla y León-Candidatura Independiente, que capitaneó Jesús Ramón Rodríguez Galván, consiguió sentar en el número uno de la Plaza Mayor, a un edil, en este caso él mismo; aunque con una trascendencia tal que, guste o disguste, será clave para la gobernabilidad de Medina del Campo en los próximos cuatro años e instrumento fundamental y “sine qua non” para la elección, en primera vuelta o en segunda, de la persona que haya de regir los destinos de la localidad en la nueva legislatura que ya llega.
Al margen de cualquier configuración de una mayoría absoluta o del Gobierno de la candidatura más votada, que queda en las manos del representante del PCAL-CI, esta formación política, que concurrió a los comicios con el lema “Todos somos uno”, parece que ha cumplido el mismo y, pese a estar representada por un solo edil en el Ayuntamiento, la decisión que adopte para la sesión de investidura no será personal sino colectiva.
Esta circunstancia hace que Rodríguez Galván y las siglas y colectivo al que representa  dejen claro, de una vez por todas, que no son la clásica lista independiente, siempre flor de un día, que aparecen en el panorama político, en un momento concreto, para difuminarse cuatro años más tarde. Y es que, los primeros pasos dados para adoptar acuerdos colectivos auguran a esta candidatura, además de un peso específico en el Ayuntamiento de Medina del Campo, al margen de la actitud que adopten, una larga vida en el panorama político, en principio local, que podrá auspiciar y poner en valor el simple hecho de que las minorías también cuentan, poniendo así de relieve un afán democrático que en los últimos tiempos ha sido reivindicado por muchos, incluso saliendo a calles y plazas para conseguirlo.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA