Editorial

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“En un país de fábula … y olores”
En unos tiempos en los que el medio ambiente está de moda, parece haber surgido una isla que se mantiene al margen de todo y en la que el mismo parece no cuidarse. Sin duda alguna, en este sentido, Medina no es una localidad idílica, aunque por los cantos de sirena que se hacen desde el Ayuntamiento sí parecen intentar vender un verdadero “país de fábula”.
Casi con carácter “bíblico” hace años se aseguró que el matadero no produciría olores y que los medinenses no tendrían que ver ningún tipo de pellejo ni entrañas malolientes en los contenedores, mas no fue así.
Con el mismo carácter “bíblico”, en el segundo día de la creación -con minúsculas para que nadie se lleve a equívocos ni pretenda endiosarse- se prometió que la planta de recogida de animales muertos de “Logar” tampoco produciría emanaciones hediondas y nauseabundas, y que los camiones que a ella llevasen los restos de animales fenecidos en todo el territorio de Castilla y León serían frigoríficos, con lo que se evitarían todo tipo de molestias.
De estos dos claros ejemplos, esas noches en las que el aire de Medina se hace irrespirable son testigos.
Ahora parece llegar el tercer día de la creación – ¡a ver si llega el séptimo de una vez para descansar!- y es el momento de la planta de biogás, sobre la que se promete que no producirá incomodidad alguna; aunque alguien parece, a pesar de defenderla, no estar dispuesto a arrostrar con la responsabilidad del resultado que podría avecinarse.
Prueba de esto es que cuando los colectivos políticos dicen no; cuando los vecinos parece que dicen lo mismo; y cuando los empresarios han expresado ya también su disconformidad, se busca la complicidad de estos últimos para que se responsabilicen con un pretendido apoyo a favor del ¡sí!, sin dar la cara, quien a tal acto los invita, como principal contrapartida a la situación.
Mas si tal cara se diese y llegase a expresarse por parte de la primera autoridad local, supuestamente a través de un Bando, ¿quién garantiza que las bondades que se prometen no serían una nueva mentira?, ¿quién certifica que quien suscriba el mismo, si las cosas vienen mal dadas no cogerá la puerta y se marchará del número 1 de la Plaza Mayor, dando un portazo?
Está claro que si el proyecto sigue adelante, los políticos que lo respalden, pronto o tarde desaparecerán; pero aquellos ciudadanos con negocios establecidos a los que se pretende manipular, permanecerán en Medina; aunque no podrán pedir responsabilidades de un desastre que, sin duda alguna, dañaría a sus propios negocios.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA