Año nuevo, ¿vida nueva?
“Año nuevo, vida nueva” es una sentencia que entraña en sí misma una cierta dosis de falsedad y, aunque como aforismo todos la den por buena, más valdría poner entre signos de interrogación su segunda parte, resultando así la frase “Año nuevo, ¿vida nueva?”.
Y es que en un período de crisis es necesario continuar aunando esfuerzos para salir de ella, sin dejar de pensar en las sempiternas preocupaciones del trabajo, de la economía doméstica y de la forma de actuar de la clase política.
El trabajo, sin duda alguna, es el que cada ciudadano se busca, cultiva y guarda cuando existe la posibilidad de desarrollar el mismo si las circunstancias lo permiten, y más que éstas si los sindicatos, el gobierno, la oposición, la patronal y ahora los mercados financieros están a la altura de las circunstancias. Toro ello hace que el trabajo y todos los estamentos aludidos y de los que depende sean la primera preocupación de los españoles.
La economía familiar ocupa el segundo puesto en el ranking de los quebraderos de cabeza de los españoles, aunque la misma puede llegar a controlarse, si hay trabajo, a base de arrimar el hombro todos los miembros de la unidad familiar para suprimir lo que es superfluo y, potenciando lo fundamental, lograr que la alegría vuelva a los hogares.
Hace ya más de un año, la tercera preocupación de los españoles era la llamada clase política y su forma de actuar, algo que no depende de los ciudadanos de a pie sino de sus representantes a todos los niveles. Es curioso, pero es inevitable, ver cómo los comportamientos de la clase política se han degradado de forma paulatina y han conseguido situarse en el paquete de preocupaciones cotidianas, sin que los ciudadanos tengan ya en cuenta para la valoración de la misma si los políticos meten la mano en el cajón o no. Y es que hay algunos comportamientos que, por lo cotidiano, o a nadie sorprenden o incluso pueden ser imitados por las mayorías colectivas hasta hace unos años horrorizadas por tales.
En la esperanza de que las preocupaciones de los españoles desaparezcan con la llegada del nuevo año, “La Voz” les desea un próspero Año Nuevo.a todos sus lectores, incluídos aquellos que pertenecen a la llamada clase política que día a día y semana tras semana aseguran no leernos, a ciencia cierta porque se avergüenzan de lo que a veces se reflejan en estas páginas, olvidando que quienes escriben la historia -local, que no da para más el tema – son ellos y no quienes la reflejan en unas líneas informativas.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA