Ya llegó la Navidad
Entre cenas de empresa, agasajos diversos, canciones y villancicos tradicionales a los que se sumó, hace ya unos años, uno indispensable para la gente joven, interpretado por Melendi, se producen en estos días las proclamaciones de los primeros candidatos a las alcaldías. Y es que con la Navidad, en el año previo a cualquier tipo de comicio electoral, la cantinela siempre es la misma.
Pese a todo, con estas celebraciones se abre un paréntesis en el que, dentro del estresante mundo que a todos nos ha tocado vivir, recupera su protagonismo preponderante la vida hogareña y familiar. Son días en los que las familias se reencuentran, tardes y noches en las que los afectos y el cariño afloran; y también, por qué no decirlo, momentos proclives para que surjan las discusiones sobre temas que han permanecido en las carteras del rencor durante casi todo un año.
Pero lo más importante es el espíritu que debe imbuir a cada ciudadano en estos días, el del Nacimiento del Niño Dios, que a todos invita a practicar el amor, a acariciar de forma más que tangible la solidaridad y a formular los votos y deseos más firmes para que el mundo en que vivimos, por desgracia siempre preñado de malos acontecimientos, sea un poco mejor.
También es cierto que la Navidad siempre llega plagada de añoranzas y de recuerdos de aquellos que un día se fueron de forma definitiva y no volverán más; de esperanza por conseguir, en la vorágine del mundo globalizado que nos ha tocado vivir, una sociedad más justa, una paz más duradera y, si es posible, la ausencia de cualquier tipo de violencia con independencia de la génesis de la misma.
No tardando mucho, una semana y no más, llegará el Año Nuevo, en el que todos los ciudadanos formularán sus mejores deseos, con un espíritu renovado, propio y adecuado del año que comienza.
Por toda estas cosas, la redacción de este semanario quiere, desde la más absoluta voluntariedad, sumarse a los mejores deseos que puedan formularse desde cualquier instancia, por variada que ésta sea, e incluso aparentando ser contradictoria. No se trata de formas estereotipadas sino de ese fondo de bondad que todos y cada uno de los seres humanos debemos tener tanto para con nosotros mismos, como para los demás.
Luego ya, después, pasados estos días, la historia volverá a repetirse, las inauguraciones proliferarán porque es año electoral y los partidos políticos no dudarán en lanzarse, de nuevo, los trastos a la cabeza.
Pero hoy, al igual que en estos días que vienen, dejemos de lado todo tipo de rencores para desearnos de forma recíproca una Feliz Navidad.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA