EDITORIAL

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Dejación de funciones

Los más grave que puede acontecer en un Administración es la dejación de funciones por parte de quienes ostentan los cargos públicos para los que fueron elegidos.
Se podría escribir un verdadero relato sobre este delito, que en grado de presunción, ha cometido el Ayuntamiento de Medina del Campo desde que el regidor Crescencio Martín Pascual accedió al poder. La pasada semana se daba cuenta en este semanario de las anomalías existentes en la cesión de unos terrenos del Centro de Salud, simple y llanamente porque en su día no se siguió el expediente y no se firmaron las escrituras correspondientes, otorgando además una licencia de primera ocupación que bien podría incurrir en otro tipo de delito, aunque fuera la beneficiaria otra Administración.
Pero si la ciudadanía se restringe a lo que pudo oírse en el último Pleno del Ayuntamiento, la dejación de funciones, en muchos casos sólo en grado de dejadez o abandono, es manifiesta en el grupo de Gobierno de Medina del Campo.
A la pregunta de cómo se controlan las denuncias de los ruidos cuando se requiere la presencia de un funcionario con el correspondiente sonómetro, la respuesta es clara: cumpliendo con la legislación; pero también es evidente que no se sabe dónde están los sonómetros y el funcionario de turno cuando se le requiere, ni aparece tampoco el responsable último, aunque tiene nombre y apellidos, de tal desaguisado.
Que un vecino se sienta lesionado en sus derechos porque la Ventanilla Unica ha retenido, más tiempo del debido, un documento antes de enviarlo a su destinatario final, a todos parece darles lo mismo a condición de no asumir la responsabilidad que cada uno pueda tener en dicho caso.
Nadie se responsabiliza de la pulcritud en el servicio de recogida de basuras, y como mucho, se lanza por parte del edil de turno, a modo de conseja, que el usuario, si ve que el contenedor está completo, se vuelva por donde ha ido, repliegue sus inmundicias en los cuarteles de invierno de su propia casa, y vuelva para depositarlas, si procede, al día siguiente en el contenedor de turno. Y esto es decir tanto como “vuelva usted mañana”, sin mediación de funcionario que lo diga, que es tanto como hablar con el contenedor. Y es que, cuando falla la cabeza, los errores se suceden en cascada y cuando no se atienden aspectos fundamentales de la Administración, aún corriendo el peligro de incurrir en un delito de dejación de funciones, es más que fácil dejarse caer en la dejadez y en la apatía de todo, algo a lo que ya nos tiene acostumbrados el Ayuntamiento.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA