Editorial

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Cortes de luz y cortes de . . .

Medina del Campo, y muy especialmente su zona centro, se ven afectadas estos días por una seria de cortes de luz, previamente notificados a los usuarios por la compañía suministradora de fluido eléctrico. Hasta aquí todo correcto.
Pero si nos adentramos en los horarios elegidos para dichos cortes, por muy notificados que estén, la situación puede ser alarmente; aunque el origen de las interrupciones de suministro sea correcto ya que las mismas tienen como fin mejorar el sistema de abastecimiento de baja tensión.
Y es que, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, los cortes de energía se producen a horas que pueden resultar más que molestas para los establecimientos de todo tipo que existen en la zona. No hay que olvidar que entre los afectados se encuentran bares, restaurantes, comercios y hasta empresas de servicios que necesitan energía eléctrica para desarrollar su labor. Por ello sería de desear que la interrupción de suministro, por las razones anteriormente citadas, se produzca en horarios más acordes con la actividad que se desarrolla en el centro de Medina.
Está claro que si los “desenganches” de la red se produjeran en horarios nocturnos, posiblemente Iberdrola tendría que pagar nocturnidad a los operarios que realizan las obras; y el Ayuntamiento, si falla el alumbrado público, tendría que reforzar la vigilancia, con costes añadidos. Pero tales gastos, en un caso para una de las grandes empresas de España y en otro para la casa de todos, por lo menos no serían tan molestos para el conjunto de ciudadanos que o desarrollan su actividad en las zonas afectadas o utilizan tales servicios.
Pese a todo, los males de Medina no terminan ahí, ya que cuando no se trata de cortar el suministro eléctrico a horas intempestivas y molestas, el Ayuntamiento procede a hacer lo mismo con el tráfico de la calle de turno para instalar en ella contenedores soterrados; aunque la calle en cuestión, en este caso Alfonso de Quintanilla, se haya modificado recientemente, dotándola de un nuevo pavimento que ahora se rompe para ubicar en ella contenedores, con lo que si existe un periodo de garantía de la obra cualquier reclamación por parte del Ayuntamiento quedaría sin efecto a todas luces ante la empresa que ejecutó las mismas.
No es la primera vez que esto sucede en Medina, de lo que hay que deducir que el Ayuntamiento trabaja sin previsiones de futuro, andando sobre la marcha y recorriendo un camino a salto de mata, sin darse cuenta que juega con el dinero y los recursos de todos los medinenses.
Y es que no cuesta lo mismo hacer una calle y después deshacer una parte de ella para ejecutar cualquier obra complementaria, que hacer todo de una sola vez.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA