Javier Solana.- Con el elenco “Maliayo Teatro”, de la localidad asturiana de Villaviciosa, que puso en es cena, en la noche del sábado, la obra “El Caballero de las espuelas de oro”, de Alejandro Casona, la décima edición de la Muestra Nacional de Teatro Aficionado “Ciudad de la Seca” remontó el vuelo y se elevó a las cuotas propias de dicho evento en sus anteriores ediciones.
La compañía, bajo una estupenda dirección de Juan Jurado, fue decantando de forma cadenciosa la vida de don Francisco de Quevedo y Villegas, según el texto de Casona, con un montaje en el que se combinó la labor actoral con los medios propios de la cinematografía, de manera perfectamente coordinada.
El actor encargado de dar vida a Quevedo, el propio Juan Jurado, “bordó” el papel a base de ricos registros interpretativos, en los que estuvo perfectamente secundado por Manuel V. Díaz, en el rol de Montalbán; Alfredo Mieres, en el de Anselmo; Charo García, en “La Moscatela”, Manuel Valiente, en el capitán; Diego D. Martino, en el de Pedro; Manuel Vidal, en el de Diego; Blanca Rodríguez, en el de Lorenza; y, el más flojo de todo el grupo, pese a su parecido físico con el personaje, José Luis Comerón, en el del Conde-Duque de Olivares. Y junto a todos ellos, una estupenda secundaria, Nuria Sánchez, en el rol de Monna Laura; y una no menos excelente Cristina Llera, en el papel de reparto de Sanchica.
Un espectacular y versátil decorado permitió a lo largo de la representación recrear diversos ambientes, perfectamente acompasados por una labor técnica, de la que fueron responsables Manuel Valiente, Manuel Vidal, José Luis Comerón y Pablo Jurado; además de un más que perfecto vestuario de época, del que se encargó Mari Artidiello.
Mención especial requiere el apartado denominado “Sueño de Quevedo”, en el que una proyección cinematográfica, sobre la chimenea de la estancia, dejó constancia del onirismo del literato del Siglo de Oro y su “bajada a los infiernos”, de la que es realizador Javi Martín, y en el que figuran, entre otros, además del propio Jurado, Pablo Blas Prieto, Faustino Martínez y Lucía Menéndez.
La forma elegida por “Maliayo Teatro” para poner en escena “El caballero de las espuelas de oro” dejó constancia de un saber hacer en la escena y una forma poco común de pisar las tablas, haciendo descansar el peso de toda la obra en el actor principal, que, en todo momento, “bordó” el personaje de Quevedo a base de ricos registros interpretativos y una expresión corporal fuera de lo común, apoyados en una excelente voz y una forma de “decir” los textos que elevan, a quien la posee, a la categoría de los grandes actores.
Por todo ello, el público asistente a la cuarta representación a concurso del certamen salió encantado de la representación del sábado, a juzgar por los aplausos con los que premió al elenco asturiano que, sin duda alguna, ha dejado en el recuerdo de quienes concurrieron a “La Cilla” en la noche del sábado una huella indeleble de teatro grande, interpretado de forma sobria dentro del más puro clasicismo.