J. Solana.- Verdadero recital de la “primera suerte del toreo” el que ofrecieron el sábado, en la plaza de toros de Arroyo-La Flecha, los 24 participantes en el “Concurso de Cortes con Sabor Añejo”, que se desarrolló en cuatro tandas y una gran final, que corrió a cargo de los vallisoletanos Javier Margüello, de Peñafiel; Víctor Martínez, de Tudela de Duero; Javier Calleja, de El Carpio; Rafael Gordo, de Villadefrades; y del abulense Marcelo Martín, de Arévalo.
Con ningún premio en metálico y con sólo una placa de reconocimiento -con un bello texto impreso- los ganadores, que fueron todos los finalistas, compartieron la gloria con el resto de los participantes en el concurso. Y es que no se trataba de un concurso al uso, sino de uno bien diferente en el que la camaradería, propia de los cortadores de otra época y actualmente “retirados”, fue la reina; y “el corte”, el verdadero rey de una tarde que ofreció una forma de torear de las de antes y que dejó huella, por la perfección de los cortes en estado puro, tanto en los asistentes como en el jurado de lujo que dictaminó. Y es que, no en vano, el mismo estuvo compuesto por tres de los grandes: Ismael Viana, de Laguna de Duero; J. Angel Vergara, de Valdestillas; Jesús Sanz “El Parri”, de La Parrilla; y, por su capacidad organizativa contrastada, el no menos grande Carlos de la Fuente, presidente de la Asociación Cultural “Los Cortes”, entidad organizadora del Premio Nacional de Cortes de Novillos – Memorial José María de la Fuente “Pinturas”, de Medina del Campo.
Ya en la primera tanda eliminatoria, destacó por su precisión en la suerte Javier Margüello, por el que no parecen pasar los años cuando se pone delante de un toro, no quedándose a la zaga las viejas, pero aún actuales glorias del corte: José María Morín, de Boecillo; Emilio Modroño, de Castronuño; Pedro Imaz, de Fuentesaúco; Pablo Catalina, de Mojados; y Antonio Rodríguez, de Zaratán.
En la segunda ronda eliminatoria, con un toro que presentó dificultades, pasó a la final Víctor Martínez, aunque no desdijeron en nada las faenas de sus compañeros Marciano Rodríguez, de El Carpio; Mariano Martín, de Medina del Campo; José Antonio Rico Ovejero, de Tordesillas; Jesús de Dios, de Peñafiel; y Pedro A garcia, de Montemayor de Pililla.
Estupenda tercera ronda la que ofrecieron Juan José Catalina, de Aldeamayor de San Martín; Javier Herrero, de Simancas; Marcelo Martín, de Arévalo (Avila) que pasó a la final por su arte taurino más contemporáneo y de masas; Jesús Descalzo, de Medina del Campo; Fernando Hernández, de Madrigal de las Altas Torres (Avila); y el carpeño Javier Calleja, que se erigió también en finalista.
Finalmente, en la cuarta ronda participaron Rafael Gordo; Abel González, de Villalar de los Comuneros; Joaquín Graña, de Castronuño; Julián Alvarez de Castro “Botones” y Federico Domínguez “Jordana”, ambos de Medina del Campo; y Rafael Sánchez, de Peñafiel.
La tarde, en su conjunto, resultó espléndida como espectáculo purista del corte, con unos toros dotados de gran movilidad y no exentos de peligro, y un ambiente de toreros con sabor antañón que, como las grandes figuras, con sólo pisar el coso -y lo pisaron con firmeza y maestría- tenían la tarde hecha. Pese a que todos ellos compartieron la gloria, es de destacar la labor que realizó Magüello por su conocimiento tanto de los terrenos como por la ejecución del corte con una elegancia inhabitual, fruto posiblemente de su propia forma de ser y de la naturalidad con que se enfrenta a su “enemigo”.
Con los pies en el callejón y el alma en el ruedo
Con los pies en el callejón, y en algún caso en los tendidos, permanecieron los miembros del jurado. Por su parte, M. Angel Vergara, en la actualidad en silla de ruedas, aseguró estar “alegre, porque llevo los cortes por dentro, aunque sufro al no poder estar en el ruedo, que es donde más me gusta”.
Por otro lado, Ismael Viana, que a consecuencia de los toros tiene dificultades de movilidad en el derecho de su cuerpo, añoró “los tiempos de antes”, al tiempo que aseguró que disfruta de los cortes, “andando de pueblo en pueblo para ver a mis sobrinos y reencontrarme con mis amigos, siempre con el gusanillo de no poder estar donde más me gusta: en el ruedo”.
Los mismos, dentro de un año, con la misma ganadería
Tampoco el empresario y ganadero Luis Antonio Rodríguez “El Taru” se quedó a la zaga al ver el resultado del concurso y del excelente ambiente que se respiró en el mismo.
Tal es así que aseguró a este semanario que “algunos cortadores ya retirados, que no han participado hoy, están ahora pesarosos”. Añadió el ganadero que “con esta gente da gusto”, por lo que se comprometió a reunir a todos de nuevo dentro de un año, con la siguiente frase: “Nos veremos no tardando mucho, antes de 365 días, los mismos que hoy hemos estado aquí, y con toros de la misma ganadería”.
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