Teleras y cintas de caución por obras, segunda valla de protección provisional del Parque «Villa de las Ferias»

J. Solana

Las denuncias que se han realizado con motivo de la peligrosidad que tiene el cercado del parque “Villa de las Ferias”, así como las directrices que en su día dictó el Procurador del Común sobre cerramientos de este tipo de recintos y elementos decorativos, el Ayuntamiento de Medina del Campo procedió al “revallado” del parque que concibió Cristóbal Gabarrón, a base de teleras, alguna de ellas ya caída, unidas entre sí con cintas de caución por obras.

Pero tal protección ciudadana no es absoluta, ya que la misma valla del parque, en el lateral de la calle Aguacaballos, así como las barandillas de acceso a la zona de ocio, esparcimiento y, a veces, botellón, siguen sin disponer de la protección necesaria para los ciudadanos.

A mayores, hay que añadir como cercado el que bordea la parte posterior del cuartel de la Policía Local, al efecto de habilitar dicha zona como un depósito casi ya permanente de elementos constructivos.

De ser cierto el anuncio que realizó el concejal de Urbanismo, Javier Rodríguez Herranz, de que las vallas que diseñó Gabarrón se protegerán para que no causen daño al ciudadano con un sistema de metacrilato, “similar al instalado en el Auditorio Municipal”, la cuestión parece no tener fin, ya que habrá que dotar nuevamente de presupuesto a este parque para abordar las obras anunciadas. A las mismas deberá sumarse, bien un sistema de protección también por metacrilato o, en su defecto, de un número elevado de cámaras de vigilancia para salvaguardar de los actos vandálicos el mural que pintara personalmente Gabarrón.

Como novedad, desde hace ya una semana, funciona a pleno rendimiento la cascada construida en la primera fase del parque, tras haber permanecido inutilizada durante años, privando a la “cantera” que simboliza los oficios de Medina durante el mismo periodo de tiempo.

Además, las cosas parecen complicarse ya que, si ahora el grupo de Gobierno ha conseguido poner en marcha la vieja cascada, aunque el mecanismo de la misma emita un sonido chirriante que hace presumir que su periodo de vida no será muy largo, la parte relativa al nuevo canal, tanto en su parte anexa a la nueva fuente redonda como en las inmediaciones del puente de que dispone, ya tiene el agua estancada.

De todo ello se deduce que, entre metacrilato, si es éste el sistema que se utiliza para proteger a los ciudadanos de las vallas del insigne artista; y el acondicionamiento del río-regato, con las obras inherentes para hacer que el agua fluya de un lado a otro, habrá que pensar en un nuevo presupuesto que, a juzgar por el número de metros de vallado y el coste general de las obras, podría ascender al menos a otros cien mil euros.

Todo ello en el supuesto caso de que tales acondicionamientos se realicen sin la mediación de Gabarrón, algo ya habitual en el parque “Villa de las Ferias” que, en detrimento de piezas de mobiliario originales optó por instalar papeleras y bancos de hierro fundido de los habituales que se encuentran en cualquier tienda de mobiliario urbano, con perjuicio para el resultante final de la firma del parque.

J. Solana.- Las denuncias que se han realizado con motivo de la peligrosidad que tiene el cercado del parque “Villa de las Ferias”, así como las directrices que en su día dictó el Procurador del Común sobre cerramientos de este tipo de recintos y elementos decorativos, el Ayuntamiento de Medina del Campo procedió al “revallado” del parque que concibió Cristóbal Gabarrón, a base de teleras, alguna de ellas ya caída, unidas entre sí con cintas de caución por obras.

Pero tal protección ciudadana no es absoluta, ya que la misma valla del parque, en el lateral de la calle Aguacaballos, así como las barandillas de acceso a la zona de ocio, esparcimiento y, a veces, botellón, siguen sin disponer de la protección necesaria para los ciudadanos.

A mayores, hay que añadir como cercado el que bordea la parte posterior del cuartel de la Policía Local, al efecto de habilitar dicha zona como un depósito casi ya permanente de elementos constructivos.

De ser cierto el anuncio que realizó el concejal de Urbanismo, Javier Rodríguez Herranz, de que las vallas que diseñó Gabarrón se protegerán para que no causen daño al ciudadano con un sistema de metacrilato, “similar al instalado en el Auditorio Municipal”, la cuestión parece no tener fin, ya que habrá que dotar nuevamente de presupuesto a este parque para abordar las obras anunciadas. A las mismas deberá sumarse, bien un sistema de protección también por metacrilato o, en su defecto, de un número elevado de cámaras de vigilancia para salvaguardar de los actos vandálicos el mural que pintara personalmente Gabarrón.

Como novedad, desde hace ya una semana, funciona a pleno rendimiento la cascada construida en la primera fase del parque, tras haber permanecido inutilizada durante años, privando a la “cantera” que simboliza los oficios de Medina durante el mismo periodo de tiempo de la frescura de la mismna.

Además, las cosas parecen complicarse ya que, si ahora el grupo de Gobierno ha conseguido poner en marcha la vieja cascada, aunque el mecanismo de la misma emita un sonido chirriante que hace presumir que su periodo de vida no será muy largo, la parte relativa al nuevo canal, tanto en su parte anexa a la nueva fuente redonda como en las inmediaciones del puente de que dispone, ya tiene el agua estancada.

De todo ello se deduce que, entre metacrilato, si es éste el sistema que se utiliza para proteger a los ciudadanos de las vallas del insigne artista; y el acondicionamiento del río-regato, con las obras inherentes para hacer que el agua fluya de un lado a otro, habrá que pensar en un nuevo presupuesto que, a juzgar por el número de metros de vallado y el coste general de las obras, podría ascender al menos a otros cien mil euros.

Todo ello en el supuesto caso de que tales acondicionamientos se realicen sin la mediación de Gabarrón, algo ya habitual en el parque “Villa de las Ferias” que, en detrimento de piezas de mobiliario originales optó por instalar papeleras y bancos de hierro fundido de los habituales que se encuentran en cualquier tienda de mobiliario urbano, con perjuicio para el resultante final de la firma del parque.