Aún está en el recuerdo de los medinenses la trifulca que se organizó con motivo de las pretensiones del Partido Popular en el Gobierno de Medina del Campo de construir una pasarela de acceso al Castillo de la Mota, sobrevolando por encima de algunas de las casas allí existentes, que de haber salido adelante, además de propinar numerosas incomodidades al vecindario, habría supuesto un verdadero bofetón visual para el edificio más emblemático de la villa.
Las circunstancias que ahora se presentan con la pasarela de enlace entre el Barrio de Santo Tomás y la Estación de Renfe son bien distintas a las que sufrieron los medinenses con el mamotreto de La Mota.
En primer lugar, de salir adelante la propuesta de los socialistas, a financiar con el Fondo de Sostenibilidad 2010, la misma supondría, sin ningún tortazo visual, la intercomunicación entre el barrio más populoso de Medina del Campo y la Estación de Renfe, con lo que, al menos, se facilitaría al ciudadano la posibilidad de acceder de forma rápida, sin grandes rodeos y sin riesgos al medio de transporte más barato y más ecológico: el tren.
Además, el proyecto que han presentado los concejales socialistas, avalado, según aseguraron, por técnicos competentes, coadyuvaría a ese logro del que habla desde hace años el Ayuntamiento y por el que poco hace: el Plan de Movilidad Urbana.
En segundo lugar, el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que tanto tardó en ver su alumbramiento, con los consabidos perjuicios para todos, no tendría que ser modificado, ya que la calle de la que arrancaría dicha pasarela está marcada en el mismo, al margen de que no se haya desarrollado en uno de sus extremos; mientras que en el otro se sustentaría sobre terrenos no municipales, pertenecientes al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), que parece no poner ninguna traba a dicho proyecto, entre otras cosas porque si con la nueva pasarela se generan más viajeros en Renfe nada tiene que decir al respecto, sino dedicarse a recoger los frutos que otros han sembrado; aunque benditos frutos para los medinenses y especialmente para los usuarios cotidianos del ferrocarril.
Ya era hora de que alguien pusiese sus ojos en el tren, que si en otros tiempos fue motor del crecimiento de Medina del Campo, en la época contemporánea bien podría haber sido la panacea de muchas de las carencias de Medina si se hubiese pensado en su antiguo edificio albergue para transformalo, mediante un convenio, en la residencia de mayores que tantos cacarean desde hace años o en el albergue juvenil que tantos piaron cuando fueron fueron concejales.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA