EDITORIAL

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La ilusión de un nuevo año
“Año nuevo, vida nueva”. Así reza la sentencia desde tiempo inmemorial; pero con la llegada de un nuevo año no todo es diferente, aunque las ilusiones se cifren en conseguir que lo sea.
Es evidente que en un período de crisis es necesario aunar esfuerzos para salir de ella, por tal motivo los españoles, y los medinenses no podían ser menos porque tienen a gala serlo, han señalado en días pasados como principales preocupaciones de todos el trabajo, la economía doméstica y la forma de actuar de la clase política.
El trabajo es el que cada uno se granjea, siempre y cuando exista la posibilidad de desarrollarlo porque las circunstancias lo permitan; mas no hay que olvidar que querer es poder y el Gobierno, los sindicatos y la patronal han de facilitar los instrumentos necesarios, mediante el consenso, para no frustrar en ningún momento la que constituye la primera preocupación de los españoles.
La economía familiar, que ocupa el segundo puesto, según las estadísticas, puede relanzarse arrimando el hombro toda la familia de forma colectiva, suprimiendo aquello que es superfluo y destinando los recursos que puedan tenerse parcialmente al ahorro y en parte al consumo, para conseguir que la economía general se reactive y, con ella, la alegría vuelva a los domicilios de todos y cada uno de los españoles.
Pero la tercera preocupación colectiva de todos, que es la clase política y su forma de actuar, no depende de los ciudadanos de a pie sino de aquellos que un día eligieron para ostentar la representatividad de todos en las diversas instituciones y administraciones del Estado.
Es curioso, pero es inevitable, ver cómo los comportamientos de la clase política se han degradado de forma paulatina y han conseguido situarse en el paquete de preocupaciones, cuando hace unos años había un cierto pasotismo hacia los políticos.
Y es que el espectáculo que estamos viendo de forma constante en el que todo es negro para unos y blanco para otros, o viceversa, no lleva a ningún buen fin, ya que lo único que hace es dividir a la sociedad, fomentar la vieja historia de las dos Españas y auspiciar la pérdida de confianza, no ya en los representantes políticos, sino en el propio sistema del Estado de Derecho.
La democracia es muy sutil y la misma se pone en peligro si se adopta por norma el insulto y la descalificación de todo cuanto se haga y se cercena cuando los partidos políticos se ensimisman y se alejan de la realidad cotidiana de los ciudadanos.
En la esperanza de que las tres preocupaciones de los españoles desaparezcan con la llegada del nuevo año, “La Voz” les desea un próspero Año Nuevo.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA
La ilusión de un nuevo año
“Año nuevo, vida nueva”. Así reza la sentencia desde tiempo inmemorial; pero con la llegada de un nuevo año no todo es diferente, aunque las ilusiones se cifren en conseguir que lo sea.
Es evidente que en un período de crisis es necesario aunar esfuerzos para salir de ella, por tal motivo los españoles, y los medinenses no podían ser menos porque tienen a gala serlo, han señalado en días pasados como principales preocupaciones de todos el trabajo, la economía doméstica y la forma de actuar de la clase política.
El trabajo es el que cada uno se granjea, siempre y cuando exista la posibilidad de desarrollarlo porque las circunstancias lo permitan; mas no hay que olvidar que querer es poder y el Gobierno, los sindicatos y la patronal han de facilitar los instrumentos necesarios, mediante el consenso, para no frustrar en ningún momento la que constituye la primera preocupación de los españoles.
La economía familiar, que ocupa el segundo puesto, según las estadísticas, puede relanzarse arrimando el hombro toda la familia de forma colectiva, suprimiendo aquello que es superfluo y destinando los recursos que puedan tenerse parcialmente al ahorro y en parte al consumo, para conseguir que la economía general se reactive y, con ella, la alegría vuelva a los domicilios de todos y cada uno de los españoles.
Pero la tercera preocupación colectiva de todos, que es la clase política y su forma de actuar, no depende de los ciudadanos de a pie sino de aquellos que un día eligieron para ostentar la representatividad de todos en las diversas instituciones y administraciones del Estado.
Es curioso, pero es inevitable, ver cómo los comportamientos de la clase política se han degradado de forma paulatina y han conseguido situarse en el paquete de preocupaciones, cuando hace unos años había un cierto pasotismo hacia los políticos.
Y es que el espectáculo que estamos viendo de forma constante en el que todo es negro para unos y blanco para otros, o viceversa, no lleva a ningún buen fin, ya que lo único que hace es dividir a la sociedad, fomentar la vieja historia de las dos Españas y auspiciar la pérdida de confianza, no ya en los representantes políticos, sino en el propio sistema del Estado de Derecho.
La democracia es muy sutil y la misma se pone en peligro si se adopta por norma el insulto y la descalificación de todo cuanto se haga y se cercena cuando los partidos políticos se ensimisman y se alejan de la realidad cotidiana de los ciudadanos.
En la esperanza de que las tres preocupaciones de los españoles desaparezcan con la llegada del nuevo año, “La Voz” les desea un próspero Año Nuevo.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA