EDITORIAL

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La crisis no afecta al “puente” de la Constitución
La crisis económica por la que atraviesa España, al igual que otros países europeos, no parece afectar al “puente” de la Constitución que se avecina, ya que la Dirección General de Tráfico prevé el movimiento de varios millones de vehículos con los más diversos destinos para solaz de sus ocupantes.
Así las cosas, y como recientemente los vallisoletanos han podido visitar la Feria de Turismo de Interior (INTUR), es de esperar que muchos de los que se desplazan estos días elijan como destino la zona en la que vivimos, que además de ser barata tiene grandes posibilidades turísticas y muchas cosas por conocer.
Lo que si se echa en falta durante este “puente”, es la previsión por parte de algunos Ayuntamientos, de la lectura pública de la Carta Magna que ha sido habitual en años anteriores y que permitía a todos saber de dónde vinimos, qué hicimos y adónde nos encaminamos por la senda constitucional, especialmente en unos momentos en los que en nombre de ésta se cercenan algunos derechos autonómicos y de desarrollos estatutarios, utilizando la Constitución como un arma arrojadiza y como un documento simple, obviando que detrás de todo cuanto se escribió en el documento tiene eso que los juristas denominan “la voluntad del legislador”. Es decir, que siempre caben diversas interpretaciones cuando se analiza un documento de este calado y que, con afán de que perdurase en el tiempo, quienes los redactaron dejaron resquicios para que en la España de la Constitución de 1978 cupiesen todos los españoles y todas las aspiraciones de una España que, si a efectos documentales es regionalista, en la realidad se ha convertido por el desarrollo de los estatutos en un Estado federal al que sólo le falta el nombre. Es decir, llamar a las cosas por su nombre y apellidos.
Ejemplo de estos asertos dieron en la noche del miércoles, algunos de los padres de la Carta Magna, en el conocido programa de La Primera de RTVE , “59 segundos”. Allí quedó claro que, desde los comunistas a los nacionalistas y desde los socialistas a la UCD, pasando por la pequeña representación que tenía entonces Alianza Popular, existieron tres principios: el consenso, el respeto y el pacto; algo que parece imposible de alcanzar en estos momentos porque no hay ganas de ir a un fin común, porque cada vez que un político habla, ofende, y porque las ofensas inferidas hacen imposible el entendimiento en las Cámaras de todas las administraciones, pero no en la calle.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA
La crisis no afecta al “puente” de la Constitución
La crisis económica por la que atraviesa España, al igual que otros países europeos, no parece afectar al “puente” de la Constitución que se avecina, ya que la Dirección General de Tráfico prevé el movimiento de varios millones de vehículos con los más diversos destinos para solaz de sus ocupantes.
Así las cosas, y como recientemente los vallisoletanos han podido visitar la Feria de Turismo de Interior (INTUR), es de esperar que muchos de los que se desplazan estos días elijan como destino la zona en la que vivimos, que además de ser barata tiene grandes posibilidades turísticas y muchas cosas por conocer.
Lo que si se echa en falta durante este “puente”, es la previsión por parte de algunos Ayuntamientos, de la lectura pública de la Carta Magna que ha sido habitual en años anteriores y que permitía a todos saber de dónde vinimos, qué hicimos y adónde nos encaminamos por la senda constitucional, especialmente en unos momentos en los que en nombre de ésta se cercenan algunos derechos autonómicos y de desarrollos estatutarios, utilizando la Constitución como un arma arrojadiza y como un documento simple, obviando que detrás de todo cuanto se escribió en el documento tiene eso que los juristas denominan “la voluntad del legislador”. Es decir, que siempre caben diversas interpretaciones cuando se analiza un documento de este calado y que, con afán de que perdurase en el tiempo, quienes los redactaron dejaron resquicios para que en la España de la Constitución de 1978 cupiesen todos los españoles y todas las aspiraciones de una España que, si a efectos documentales es regionalista, en la realidad se ha convertido por el desarrollo de los estatutos en un Estado federal al que sólo le falta el nombre. Es decir, llamar a las cosas por su nombre y apellidos.
Ejemplo de estos asertos dieron en la noche del miércoles, algunos de los padres de la Carta Magna, en el conocido programa de La Primera de RTVE , “59 segundos”. Allí quedó claro que, desde los comunistas a los nacionalistas y desde los socialistas a la UCD, pasando por la pequeña representación que tenía entonces Alianza Popular, existieron tres principios: el consenso, el respeto y el pacto; algo que parece imposible de alcanzar en estos momentos porque no hay ganas de ir a un fin común, porque cada vez que un político habla, ofende, y porque las ofensas inferidas hacen imposible el entendimiento en las Cámaras de todas las administraciones, pero no en la calle.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA